Ha comenzado diciembre, que es, para muchas personas, no solamente la época más amable del año, sino la temporada más importante...
La ciudad que nos encontramos todos los días cuando la caminamos, no es la ciudad que nos prometió emocionado al tomar posesión como alcalde. Esa ciudad no es la misma que encontró ni es la misma que nos entrega después de cuatro años de sufrirlo. No es sino caminar desprevenidamente por las calles de nuestra ciudad, aquella que llamábamos “Bonita”, aquella que gritábamos orgullosos la “más cordial”, “la de los parques” que ya nadie disfruta porque se volvió un imposible. Esas calles cualquier día (y de eso trataba la columna que no se pudo publicar la semana pasada porque iba con fotografías), como la calle 36, desde la 21 hasta el parque Custodio García, nuestro prócer que se ve entre telas verdes de obras que ya duran demasiado con reformas que van a durar poco como las baldosas de la calle 37 que ya se comenzaron a levantar. Llena esa 36 de indigentes entre los andenes y separadores, llenas de basura y de olores no de chocolate como antes ni de guayaba. Es el olor de la desgracia de una ciudad que nadie cuida. Solo queda el desprecio y abandono de una ciudad para no hablar de la inseguridad que un alcalde y un general retirado no supieron salvar.
Renuncie alcalde, no nos someta más a su ineptitud, merecemos otro destino, uno más amable y más sabio. No siga pensando que usted tiene la razón.
También fueron fracaso las Consejerías que alegremente prometió: la de Santurbán y la de la Anticorrupción que terminaron en CPS, sin autonomía presupuestal, ni administrativa, sin estructura para cumplir sus funciones. No pasaron de unas oficinas llenas de promesas sin dientes. Fue un solo pago de favores políticos. No pasaron de asesores, para no hablar de la supuesta Cátedra del Agua que iba “a involucrar todas las fuerzas vivas de la ciudad” y que “llegaría” a los 78 mil estudiantes de los colegios oficiales de Bucaramanga. Que tendría según el asesor ambiental que ahora quiere ser alcalde (con todos a los que atacó por corruptos), cuatro líneas estratégicas: corresponsabilidad jurídica, social, educativa y administrativa-técnica. Todo quedó en el papel como la lucha contra la corrupción. Renuncie por decencia y por no cumplir en mejorar nuestra calidad de vida.
Nota: De Jaime Forero Gómez, no tengo sino palabras de elogio, amigo respetuoso y decente. Nos afecta la muerte de un ser que vivió sirviendo. Viviendo de su inteligencia. Construyendo mundo.