martes 28 de febrero de 2023 - 12:00 AM

Álvaro Suárez Zapata

Los años setenta del siglo XX fueron, para el Derecho en Santander, una década en la que el horizonte de la profesión dio un bote de carnero. A principios de tal decenio abrieron sus puertas, con poca diferencia de tiempo, las dos primeras facultades que brindaron a los estudiantes santandereanos la posibilidad de formarse profesionalmente en Bucaramanga, sin necesidad de desplazarse a sitios distantes para cursar estudios superiores y optar el diploma de abogado. Ello fue una coyuntura que marcó un antes y un después. Además, se expidieron dos nuevos códigos: el de Procedimiento Civil en 1970 y el de Comercio en 1971, cuerpos de normas que cambiaron muchas cosas en el ejercicio del Derecho.

En ese entonces llegó a Bucaramanga, procedente de Bogotá donde había estudiado Derecho, un antioqueño que pronto comenzó a dar de qué hablar en un ambiente en el que no es fácil ser aceptado. Sin temor enfrentó el desafío de brillar en el ejercicio de la profesión y a fe que en poco tiempo lo logró. Brilló como profesor en la Facultad de Derecho de la Unab y, a la vez, demostró ser un litigante hábil, lúcido, convirtiéndose en uno de los abogados más destacados de nuestra ciudad.

Pedagogo por naturaleza, las ideas que exponía ante los Jueces eran incisivas, pulcras, expuestas sin timidez, contenían inteligentes interpretaciones de leyes y teorías jurídicas; su presencia física y su voz grave transmitían seguridad y certeza a lo que exponía, herramientas básicas para sobresalir en el ámbito jurídico.

En pocos años se convirtió en uno de los principales protagonistas en el ejercicio del Derecho en Bucaramanga. Seleccionaba a quienes ofrecerles su amistad, no era prepotente pero si orgulloso; por contraste, en la cátedra daba generosamente luces a sus estudiantes, de quienes fácilmente se volvía amigo y contertulio. Eran dos facetas distintas y las usaba con destreza, altivo como litigante, afirmativo, abierto y simpático como catedrático.

Brilló cerca de 30 años en el foro santandereano y, silentemente, dio un paso al costado al percatarse que su salud cedía ante la enfermedad que terminó venciéndolo. Hace poco falleció. El medio juridico guarda un grato recuerdo de este brillante abogado que se destacó en el ejercicio del Derecho en la última parte del siglo XX y en la primera parte del siglo XXI en Bucaramanga.

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia Liberal no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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