martes 02 de mayo de 2023 - 12:00 AM

Atropellar, destruir, saquear,...

Una de las obras más perdurables que hicieron los santandereanos en el siglo XX, o quizás la de más imperecedera huella en las décadas siguientes, nació del tozudo sueño de un puñado de visionarios en los años 40 de tal centuria: la UIS. Brotó a la vida modestamente, pero desde sus inicios dejó ver que la región por fin había logrado cimentar algo que le daría un porvenir más certero y mejores horizontes a las futuras generaciones de naturales de estas breñas.

Cada hito, cada paso dado, cada logro alcanzado, ha sido difícil en la historia de esa universidad, que es hoy emblema de la región; a ella nada se le ha dado al azar y si 75 años después de haber surgido a la luz es un faro del conocimiento, ello se debe a muchas luchas que a brazo partido han sostenido y vuelto realidad quienes con acierto e inteligencia la han administrado y guiado y aquellos legendarios maestros que han alumbrado su camino.

Por eso ver que un puñado de personas, cuyo único logro es ser perdonavidas perdularios, que encubren la parte superior de sus cuerpos con capuchas como las que antaño se les ponía a los presos para impedir que se comunicasen cuando estaban fuera de sus celdas, verlos gozar destruyendo en minutos lo que con dificultad varias generaciones de santandereanos con gran sacrificio han edificado, verlos saquear y dedicarse al pillaje en el interior de edificios como hacen los piratas en la mar con los barcos que logran someter, verlos hacer eso, es ver a la barbarie dar bofetadas a la inteligencia.

Lo que saquearon estaba al servicio de estudiantes cuyas capacidades económicas son precarias y no pueden adquirir la tecnología que la universidad ponía desprendidamente a su servicio. Es decir, el pillaje afectó a los más necesitados y rehacer aquello de que los estudiantes fueron despojados llevará mucho tiempo y esfuerzo económico, lapso durante el cual miles y miles de estudiantes no tendrán acceso al conocimiento que allí encontraban.

¿Algo puede justificar la tropelía? ¿Algún ideario acaso? Válido y con futuro, ninguno, pero es tan fácil justificarse como lo es destruir; a cambio, si algo es difícil, arduo y de titanes, es construir, es hacer obra que deje huella en las generaciones que siguen.

Otras columnas
Publicidad
Publicidad
Publicidad