En los últimos años comenzó a verse y sentirse en el Magdalena Medio santandereano, el avance de frentes guerrilleros que...
El vandalismo y el busto de Benjamín Herrera
La noticia es amarga. Vándalos sustrajeron de su pedestal el busto del general Benjamín Herrera que estaba en el parque que lleva su nombre, en la carrera 27, frente al parque Turbay, y a los bumangueses y a sus autoridades les ha importado un higo ese nuevo atentado contra nuestro patrimonio histórico.
Benjamín Herrera fue un destacado político y militar, nacido en 1853, comandante de los ejércitos liberales en la Guerra de los Mil Días, líder del Partido Liberal en la primera parte del siglo XX, ministro del Despacho, candidato a la Presidencia, congresista, casado con la santandereana María Josefa Villamizar, fundador de la Universidad Libre. Tuvo muchos vínculos con Santander y vivió en nuestro suelo.
La nota periodística de Vanguardia sobre tan vergonzoso hecho señala que el busto fue inaugurado en 1939 en donde hoy es la calle 36 con la carrera 15 y, décadas después, fue trasladado al parque de donde fue sustraído por vándalos. Un añoso álbum de recuerdos y fotografías familiares, conserva una fotografía tomada en 1939 en el acto de inauguración de tal busto y en ella están el entonces dirigente liberal de nuestra región y presidente de la Asociación Colombiana de Veteranos de la Guerra de los Mil Días, Ricardo Serpa Novoa y la primera dama de la Nación, doña Lorencita Villegas de Santos, acompañados de doña Josefa Vllamizar de Herrera, viuda del general Benjamín Herrera.
En 1902, el general Herrera fue uno de los firmantes del Tratado del acorazado Wisconsin, que puso fin a la Guerra de los Mil Días. Veinte años más tarde, en 1922, siendo presidente de la Convención Nacional del Partido Liberal en Ibagué, creó la Universidad Libre de Colombia, de la que fue su primer rector e impulsó en 1923 un proceso de fusión entre ella y el Externado de Colombia, claustro que por eso cerró sus aulas, pero meses después se truncó la alianza y el Externado, en 1924, abrió nuevamente sus puertas.
Amargo que el busto del general Herrera haya seguido el camino del busto del maestro Oscar Rodríguez Naranjo, de la estatua de Bolívar, de las lápidas centenarias del Cementerio Particular y de tantos elementos del patrimonio histórico de Bucaramanga que ante la indiferencia ciudadana han terminado en no se sabe que siniestras manos.