martes 16 de mayo de 2023 - 12:00 AM

Gobernar a través de ‘trinos’

Gustavo Petro está empleando los ‘trinos’ como herramienta básica de comunicación con sus gobernados, cuando una cosa es ser influenciador de opinión y otra, muy distinta, gobernante, cabeza de un Estado Nación.

¿Deben, acaso, ser los ‘trinos’ el medio apto para informarle a los gobernados los actos y decisiones que toma el Presidente? No, por muchas razones. Una: excluye a millones de colombianos que, por diversos motivos, no usan ese medio de comunicación. Marginan a muchos por razón de la edad, de su capacidad económica, por vivir en lugares y extensas regiones que no tienen acceso al internet como ocurre con las zonas rurales, los llanos orientales, la orinoquia, la amazonia, el Pacífico.

Otra razón: los ‘trinos’ son aptos para enviar razones personales, para sostener diálogos informales con amigos y familiares, cobrar deudas, cazar reyertas de pandilleros de barrio, promover cuestionadas fiestas juveniles, para el chismorreo, para agraviar, para anunciar productos comerciales, pero no para gobernar.

¿Por qué? Porque gobernar, por su naturaleza, implica y exige transmitir a los gobernados en todo momento y circunstancia una sensación de tranquilidad, sensatez, de templanza, cordura. Los ‘trinos’ son todo lo contrario, son el medio de comunicación más emocional que hay, por su naturaleza son bastos, de mal gusto, incitan al irrespeto, polarizan, son el vehículo ideal para echar sal a las heridas. En resumen, son arenas mavedizas.

Una razón más: usar ‘trinos’ para comunicarse con los gobernados es romper el espejo que debe proyectar un gobernante. Quien detenta el poder encarna una investidura, una determinada majestad y no puede, a través de ‘trinos’, dejar el pedestal para cazar riñas, aceptar retos de barriada como ocurrió hace poco con el Fiscal General de la Nación. Con ‘trinos’ se puede hacer oposición, pero no se debe gobernar.

Otro sumando: en Colombia las heridas no sanan. ¿O ya se cerró la abierta el 9 de abril de 1948? ¿O la de la separación de Panamá en 1903? ¿O la del holocausto del Palacio de Justicia en 1985? Y seguir echando sal...

Tiene razón el profesor Rodrigo Uprimny, heredero de la lucidez de su padre, el profesor Leopoldo Uprimny, al considerar que el Presidente se debe sentar en el trono y no en el ‘trino’.

Autor
Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí­ se expresen.
Otras columnas
Publicidad
Publicidad
Publicidad