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Eduardo Muñoz Serpa
Lunes 10 de mayo de 2021 - 12:00 PM

La ceguera y la gobernanza

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La ceguera política de Iván Duque y su inexperto equipo de gobierno, su desconexión del país real, impidieron que tomaran la temperatura de la olla a presión en que desde hace años está sentada Colombia y llegó nuestro “Caracazo”, 32 años después de lo ocurrido en Venezuela en febrero de 1989.

El fondo de esa olla no contiene lo que con ceguera el gobierno busca. La causa del calentamiento del magma social es el modelo económico neoliberal impuesto hace décadas, que ha ahondado las inequidades, disparó la informalidad laboral y el desempleo, privatizó la salud, impuso salarios bajos, concentró demasiado capital en pocas manos, obligó a muchas familias a pagar una costosa educación a sus hijos y, graduados estos, no les brinda la posibilidad de emplearse.

Tal estado de cosas debe lidiar “el que dijo Uribe”, persona sin liderazgo, ni suficiente experiencia, que -como dice César Gaviria- solo “habla bonito”... y, de ñapa, se rodeó de poseedores de relucientes diplomas universitarios, desconectados del país real, como Alberto Carrasquilla, Daniel Palacios, Diego Molano, Miguel Ceballos, Francisco Barbosa, Juan Alberto Londoño, Carlos Camargo y... estalló la olla.

¿Por qué el descontento y la indignación ciudadana? Porque llevamos décadas padeciendo desigualdades. De remate, el período se le fue a Duque tratando de desbaratar la JEP, desmontar la paz, riñendo con Nicolás Maduro, implantando fumigar con glifosato, mientras la olla a presión social hervía, borbotaba... y estalló.

El apocalíptico vandalismo es solo secuela residual del maremágnum social.

La causa de las causas, nuestro modelo económico, depaupera a la sociedad, flagela a millones de familias y a los que hoy son jóvenes, les negó su futuro. ¡Lúcidos profesionales conducen taxis, o están en oficios varios, agotados de pasar hojas de vida!

La falta de olfato de estadista de Iván Duque le nubló la sensatez y no retiró oportunamente el fatal proyecto de reforma tributaria. Esa chispa incendió la pradera e hizo estallar la olla a presión en que estamos sentados desde hace tiempo.

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