viernes 03 de marzo de 2023 - 12:00 AM

De p’atrás como el cangrejo

Mucho revuelo ha causado la filtración de un supuesto proyecto de ley para reformar el Código Sustantivo del Trabajo, pues lejos de ser un incentivo para la generación de los empleos que tanto necesita el país, se pretende dar un paso atrás y volver a ese modelo legal que habíamos superado hace más de 20 años.

El ruido que ha causado se ha focalizado en el viejo esquema de volver a la diurnidad de las 6 de la mañana a las 6 de la tarde, recargar el domingo con un sobrecosto del 100%, cuando hoy es del 75% y generar toda una inmovilización del contrato laboral prohibiendo la terminación unilateral del mismo, pretendiendo en la práctica llevarlo a la categoría de sacramento, en total contravía de las necesidades nacionales.

Colombia tiene un subempleo del 58% y un desempleo promedio del 12%, es decir, que el 70% de quienes trabajan en este país tienen que hacerlo por su cuenta y riesgo, sin depender de un verdadero empleador y por lo tanto, sin tener los derechos que tienen los pocos afortunados que logren conseguir lo que hoy llamamos un empleo decente.

De acuerdo con esto, lo que se debe buscar es la forma de que todos nos animemos a generar fuentes de trabajo y no como se pretende, endurecer la contratación hasta el extremo de convertir una posibilidad en una obligación irredimible que se sabe cómo empieza pero nunca cómo termina, obligándonos a meditar cuidadosamente si vale la pena someternos a esa camisa de fuerza contractual arriesgándonos a dar trabajo a quien tanto lo necesita, de acuerdo a las cifras citadas, a sabiendas de que terminarlo será casi un imposible fáctico.

Si usted, de acuerdo al proyecto, contrata un padre o una madre cabeza de familia no podrá despedirlos sin tener una justificación debidamente comprobada y sin iniciar un proceso judicial que, según el proyecto se resuelve en un par de semanas pero que en la realidad práctica puede fácilmente llegar a 2 años por razones puramente burocráticas.

Estas talanqueras, lejos de beneficiar la generación de empleo lo perjudican, máxime si tenemos en cuenta que el 90% de nuestras empresas son medianas, pequeñas y microempresas que no resisten esas nuevas cargas económicas.

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia Liberal no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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