viernes 22 de septiembre de 2023 - 12:00 AM

Eduardo Pilonieta Pinilla

El sembrador de odio

Resulta muy desafortunado el destino de un país cuando su gobernante, mientras predica la paz total, siembra odio como política oficial, al referirse a quienes generan desarrollo social, creando empresas y puestos de trabajo.

Decimos lo anterior por las manifestaciones que el presidente hiciera en contra de la empresa privada en el discurso que diera en el acto de reconocimiento del movimiento sindical como sujeto de reparación colectiva hablando, según él, en nombre de los tres poderes, dada su condición de jefe de Estado.

Fue una alocución en la cual acusó a empresarios colombianos de bañar de sangre el país para poder aumentar sus ganancias financieras, todo ello asesinando a los líderes sindicales.

Dijo y en eso si fue claro, que quienes hacen la revolución a nombre de la democracia, ejecutan la violencia con uniformes mientras que los verdaderos autores intelectuales, actúan de saco y corbata, defendiendo unas utilidades ensangrentadas, considerando que esa es una verdad que el país se niega a reconocer.

“Las empresas matan por las ganancias”, así textualmente lo afirmó y así haya dicho de palabra y con elocuencia que él no pretende dividir la sociedad, sus contenidos ideológicos indican todo lo contrario cuando hace afirmaciones tan ligeras y tan sin fundamento para sostenerlas.

Una de las técnicas del modelo político que pretende implementarnos, consiste en indisponer a los ciudadanos entre sí y desde luego que el presidente diga que los empresarios matan a los trabajadores no hace nada diferente a exacerbar los odios, ahondando la lucha social en donde los bandidos son los empresarios y las víctimas los trabajadores, tema éste superado ya con mucho, pues hoy se entiende que en el proceso productivo existen dos partes que no pueden darse independientes; no puede haber empresas sin trabajadores y éstos sin empresas no encontrarán como tener un contrato decente, como tanto predica este pastor del odio y el resentimiento.

No es así y no puede tratar de que sea así, pues la aplicación de este modelo terminará haciendo crisis frente a la cual los emprendedores cesarán sus esfuerzos y con ello se perderán fuentes de empleo pues a nadie se le puede obligar a generar empresas para perder dinero; ese no puede ser el juego. No lo cree? Mire como está Cuba o simplemente nuestro vecino Venezuela.

Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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