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Eduardo Pilonieta Pinilla
Jueves 23 de enero de 2020 - 12:00 PM

Error o estupidez

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Mientras en las demás partes del mundo las autoridades vigilan que las vías públicas estén libres de obstáculos, en Colombia los encargados del asunto pareciera que disfrutaran creando impedimentos para que el tráfico pueda fluir libre y adecuadamente.

Lo decimos porque en el anillo vial, que se supone es una carretera del orden nacional, diseñada para descongestionar el tránsito de Bucaramanga, algún mago de esos que se enquista en la burocracia nacional, ordenó instalar unas bandas resonadoras consistentes en una serie de mini policías acostados, que no cumplen la función para la cual fueron diseñadas, sino que obligan a detener el flujo automotor generando un trancón adicional al que las vías por si mismas nos obligan a padecer.

Esta semana los conductores se encontraron con la sorpresa de enfrentar este esperpento instalado que es bien difícil de sortear, pues si no se pasa con cuidado por encima de ellos, la suspensión de su vehículo sufrirá, porque no son reductores sino verdaderos paralizadores del fluido y abundante tráfico que suele tener una vía de esas características.

No se trata de buscar culpables; pero lo que se hizo es de tal naturaleza que solo a una mente obtusa se le ocurre, generando una eventual posibilidad de negocio; dejamos la idea al aire cual es la de montar un taller para reparar suspensiones, direcciones, trasmisiones y exhostos, pues si usted toma descuidadamente uno de esos monstruos, que además carecen de señalización adecuada, podrán causar graves daños a sus vehículos pues los adminículos pueden desajustar un tanque de guerra.

Será posible que la presión social convenza al genio que los diseñó de la magnitud de su error y los cambie o por un policía acostado de verdad, o los transforme en un verdadero reductor por ruido, como existió uno adelante de Rionegro en la vía a San Alberto, que sí cumplía la finalidad de avisar la necesidad de disminuir la velocidad, pero sin hacerle mayor daño a los vehículos que los acometían.

Definitivamente pensamos que la improvisación y la estupidez de algunos funcionarios van siempre de la mano, deseando de todo corazón estar equivocados.

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