Este viernes se conoció que un juez de Bogotá condenó a 39 años y ocho meses de prisión al exalcalde Samuel Moreno Rojas,...
Mejor volumen
Sin embargo, lo que pretendemos demostrar es el asombro que nos causan las diferencias enormes que se dan entre el precio del libro pirata y el del libro legal.
Entendemos claramente que con el libro pirata se evaden los derechos de autor, no se cancelan impuestos y las impresiones no son de la calidad esperada; no obstante, el libro hay que editarlo, empacarlo, entregarlo al mayorista que se encarga de su distribución, transportarlo a los lugares de venta, entregarlo al minorista y que éste lo venda al comprador en una cadena en la que todos ganan, pues no creemos que la piratería sea una obra de altruismo social.
Ese libro que pasa ese periplo ilegal se puede comprar hasta en $8.000 con un buen regateo y el mismo legal, comprado en librerías, cuesta $40.000, es decir, cinco veces más.
La pregunta que uno se hace es: ¿cuánto de ese sobrecosto va al autor del libro? Porque lo que sabemos es que éste es el que menos gana en esta industria, ya que los escritores se lamentan de los pírricos derechos que se les cancelan.
La calidad puede incidir en el precio, no nos cabe duda; pero que ésta sea la causante del desmedido sobrecosto, tampoco lo creemos.
En síntesis, los factores que más gravan el costo son las utilidades del editor y las del vendedor, aunque las librerías se quejan de los bajos márgenes de ganancias; luego solo nos quedan los de los editores que son los que más provecho sacan de esos sobrecostos.
La verdad es que en las realizaciones se observa la baja, hasta donde se puede vender sin ganancia, lo que nos permite descubrir el precio de venta al librero.
Pensamos que si baja el precio se aumenta el consumo y de esta manera todos ganamos y ayudamos a resolver el incómodo tema de la piratería.