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opinion/columnistas/eduardo pilonieta-pinilla
Jueves 08 de septiembre de 2022 - 12:00 PM

Petro propone pero el Congreso dispone

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Entre el 20 de julio y el 6 de septiembre se han presentado a estudio del Congreso de la República 166 proyectos de ley de todos los pelámenes posibles, desde aquellos trascendentales hasta algunos que de verdad mueven a risa.

Esos proyectos se reparten a las comisiones respectivas, inician su ciclo de debates en las dos cámaras de las cuales pueden salir archivados, porque no tienen las aprobaciones respectivas o aprobados, conciliados, convertidos en leyes y sancionados por el presidente de la República a partir de lo cual empieza su vigencia y por lo tanto su obligatoriedad.

Esos proyectos pueden ser presentados directamente por el gobierno o por los parlamentarios elegidos; por ello, lo que en principio es una propuesta sustentada y debatida puede terminar, léase bien, por la voluntad exclusiva de los legisladores, es decir, por los representantes y senadores, convertida en ley para beneficio o desgracia de los ciudadanos que acertada o equivocadamente delegamos en ellos nuestra vocería y representación.

Por lo tanto, si las leyes nos perjudican o por el contrario nos benefician, serán los parlamentarios los únicos responsables de lo que pueda pasar y consideramos vital que, así como los llevamos hasta allá, estemos pendientes de sus actuaciones para agradecerles o reclamarles de acuerdo con las circunstancias.

Estos días hemos escuchado de la conformación de las mayorías en el legislativo, pues de acuerdo con las determinaciones definidas o por las componendas montadas, se busca llegar a los resultados que al gobierno le convienen, teóricamente, para sacar al país del despelote en que se encuentra, como lo ha prometido.

Nos asombra ver como las llamadas fuerzas vivas de la colectividad, por lo menos en nuestro caso, no se ven por parte alguna exigiéndole a los parlamentarios regionales que definan las posiciones que van a adoptar lo cual terminará facilitando la vieja e inveterada costumbre de “enmermelar” las votaciones, lográndose por esta vía los quórums necesarios para sacar avantes las iniciativas que interesan al gobierno.

Petro propone, pero quienes disponen son los parlamentarios, esos que se supone trabajan por el bienestar de los electores, alejados de las prebendas personales que obtienen y los beneficios particulares que puedan adquirir si bailan al ritmo que les toquen, buena broma verdad.

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