Publicidad

Eduardo Pilonieta Pinilla
Jueves 10 de octubre de 2019 - 12:00 PM

Picaresca judicial

Compartir
Imprimir
Comentarios

En la vida de las personas existen situaciones que mueven a risa. Nos hemos enterado que un abogado, con quien jamás hemos tenido el menor contacto, le contó a un eventual cliente que no valía la pena contactarnos pues nos tenían presos en la cárcel Modelo porque habíamos sido descubiertos en unos montajes ilegales en los cuáles habíamos vinculado incluso a la señora que nos colabora en el cuidado de la casa.

La verdad es que el cuento es tan absurdo que no hemos podido dejar de reírnos desde que nos enteramos del mismo.

En el ejercicio de la profesión de abogado el juego entre colegas no es que sea el más limpio; la verdad es que muchos colegas se niegan a reconocer la calidad de otros y mucho menos les perdonan el éxito que éstos hayan tenido.

Lo que sucede en este ejercicio y en especial en el de quienes nos desempeñamos en el mundo judicial, es que terminan contaminándose de la descomposición imperante; entonces desaparece la elegancia profesional, pues en los juegos a muerte no se usan armas limpias.

Es más, las sociedades actuales, primitivas como la nuestra, son incapaces de aceptar los logros de algunas personas, máxime cuando estos les puede causar perjuicios económicos; entonces es cuando acuden a este tipo de actuaciones sucias que por su naturaleza son más jocosas que dañinas.

Lo verdaderamente grave es que haya quienes crean este tipo de infundios sin tomarse la molestia de verificarlos y entonces es cuando cobra vigencia el viejo refrán que dice “calumnia, calumnia que de la calumnia algo queda”. Nuestra oficina, plenamente operativa, acaba de ser reconocida por la calificadora internacional “The legal 500” Latinoamérica como una de las más importantes a nivel internacional; eso nos llena de orgullo y no lo hubiera hecho con un abogado cuestionado, especialmente cuando éste es el socio principal de la firma.

Aquí vale la pena destacar la famosa frase atribuida popularmente al Quijote, que no lo es, aplicable como anillo al dedo a situaciones como éstas: “ladran Sancho, señal que cabalgamos” lo hacemos pero no desde la prisión.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad