La experiencia ha demostrado que la violencia engendra violencia y eso es lo que puede estar sucediendo con nuestra Policía en todos los órdenes en que ésta actúa.
La Policía tiene por misión vigilar que los ciudadanos cumplan con las normas de convivencia social y por lo tanto debe ser preventiva; pero cuando se pierde esta concepción, empieza a generarse un desorden social que muy rápidamente termina en violencia y es aquí en donde se desarrolla el principio de a cada acción una reacción.
Para nadie, en Colombia, es un secreto que la función protectora que debe cumplir la Policía en pro de los ciudadanos de bien ha venido paulatinamente desapareciendo y esta se ha convertido en una fuerza represiva y sus actuaciones, a veces desbordadas, han generado un rechazo, y lo más grave una enorme desconfianza que hace que se les mire más con desagrado que con el respeto que deben inspirar.
Las redes sociales están llenas de ejemplos de actuaciones desmedidas de la fuerza policial contra quienes, muchas veces, lo único que hacen es tratar de sobrevivir en este país en donde lo que sobran son los impuestos, porque las posibilidades de trabajo son cada vez más escasas para las gentes de bien.
Otro ejemplo que no nos cansamos de mostrar y todos podemos observar a diario es la Policía de Tránsito, que por su incapacidad para ponerle orden al caos vehicular, se ha convertido en un azote social generando el repudio de las gentes y en algunos casos las reacciones violentas de quienes, buscando ganarse un centavo para vivir, se estrellan contra una autoridad que lo único que piensa es reprimir, pues ello es más rentable que tratar de organizar.
Sentimos que algo debe hacerse al interior de esas instituciones para tratar de revertir los sentimientos que ellas mismas han generado con sus propias actuaciones; una Policía que cumpla con su función previniendo las conductas delictivas, reorganizando sus procedimientos para defender a las personas y actuando con sentido social terminará generando cariño en lugar de rechazo, admiración en lugar de repudio y comprensión en lugar de fastidio.
