Tal vez el peor enemigo del entendimiento es el juicio preconcebido, es decir, tener previa a cualquier interlocución una sentencia definida e invariable o, lo que es lo mismo, anticiparse con prejuicios, descartando entender razón o incluso, valorar la sinrazón en la que se fundan las justificaciones o de la que germina el diálogo, el acuerdo y la comprensión.
Contra este obstáculo del entendimiento, estar en el aquí y ahora es una solución. Su equivalente implica no esperar una actitud o respuesta específica y estar presto para evaluar y entender la que se genere. Para un matemático, un melón en un cesto es una fruta y tres melones serán tres frutas, ni una más ni una menos, pero en el mundo de las respuestas, el más sabio e inocente de todos podrá decir, con razón absoluta, que sigue siendo una sola fruta, pese a la pluralidad y ausencia de variedad, distinto el evento en que, en el cesto se planten tres melones y un banano, caso en el cual serían dos frutas... o cuatro para el matemático.
A Sofía, mi hija de 10 años, alguna vez le preguntaron si Rojas Pinilla había muerto el 9 de abril de 1948 y que, en cualquier caso, justificara su respuesta. Habiendo acertado con la identificación de la falsedad, se desgastó en razones para explicar la supervivencia a esa fecha, pero sus esfuerzos fueron vanos. La profesora esperaba la referencia a que la víctima había sido Gaitán y no Rojas Pinilla, sin entender, (como dicen en mi Barranquilla), que nada tiene que ver el caldo con la tajada. La supervivencia del golpista no es la razón de la muerte de Jorge Eliécer, aunque para algunos, también podría ser cierto.
La invitación en esta encrucijada es para que demos una oportunidad al entendimiento y al diálogo, para que entendamos la otra razón y para estar siempre aquí y ahora, viviendo el presente, sin anticiparnos ni rezagarnos.
Nota bene: Sepan mis lectores que si esta sencilla práctica les parece difícil, es porque se están anticipando, y que si les parece imposible, es porque se están rezagando. Lograr ese punto de equilibrio (volver al centro) es un asunto de constancia e insistencia. Piensen rápido, hablen lento.
