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Eneas Navas
Jueves 16 de mayo de 2019 - 12:00 PM

La fiesta de los ratones

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Las fiestas de los ratones, cuando el gato no está y aún con el gato, son conocidas por el desorden y el exceso de libertades. Estas fiestas se recuerdan cuando el sapo asiste y cuenta el cómo les va, cuando no el cómo les fue.

En estos festejos de francachela y comilona, las decisiones son tomadas por la voluntad del director Don Ratón con los propios y personales criterios de apetito y capricho, y la responsabilidad por lo que pase allí o deje de pasar se diluye o se desvía para ser atribuida a los ratones de indias o al chivo expiatorio, cuando ha sido invitado, aunque no haya aceptado.

No por casualidad la estrategia del roedor contiene los tres elementos que Robert Klitgaard consideró para crear la fórmula de la corrupción señalando que el comportamiento ilícito prospera cuando los actores tienen poder monopólico, cuando pueden decidir a su arbitrio y la responsabilidad es mínima y que se resumió en la fórmula: C=M+D-R según la cual C, que es corrupción, es igual a M, que es el monopolio de las decisiones; más D, que es la discrecionalidad de quien toma la decisión; menos R, que es la responsabilidad.

Cuando contrastamos la fórmula de los ratones con los estudios de corrupción en el país, encontramos coincidencia matemática en los elementos, pues son el monopolio del poder y la discrecionalidad en la toma de decisiones los motores de los actos de corrupción y la falta de responsabilidad, comunicación y diálogo en rendición de cuentas los facilitadores.

“El Monitor Ciudadano de la Corrupción” ubicó a Santander en el primer lugar, destacando realmente su capacidad de detección y denuncia pública sin que esta riesgosa y valiente denuncia libere al territorio de semejante deshonra.

A las fiestas de la democracia, que no pueden seguir siendo las de los ratones, deben asistir todos los animales, especialmente el halcón por aguda visión, el sapo para su reivindicación, el topo que percibe aún sin ver y hasta los chivos avisados para que no mueran en guerra, pero lo más importante, que el gato alerta por ser a quien le corresponde la vigilancia y la justicia, se avispe, pues solamente el 48% de los denunciados es capturado y menos los sancionados. ¡A seguir vigilando y seguir denunciando!

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