Pensando en trasmitir un mensaje contundente en pro de la participación ciudadana, consulté a la redacción sobre la posibilidad de dejar en blanco el espacio en el que aparecería este escrito, solamente precedido del título, pero resultó imposible. La dinámica editorial tiene establecido que cuando no escriba el columnista, el espacio de las trecientas y tantas palabras, que son pocas, será ocupado por la opinión de otro, de tal manera que mi silencio, no tendría el efecto pretendido.
Por lo anterior, mi espacio en blanco ahora contiene estas palabras con el mismo fin, para resaltar, ad portas del proceso electoral, que el voto en blanco, pese a que es “una expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad, con efectos políticos” y que por ello constituye también un acto de disenso y libertad, tiene efectos solamente cuando, frente al número total de votos válidos, el voto en blanco constituya la mayoría, asunto que en la práctica y bajo el supuesto de que todos votaran válidamente y nadie se abstuviera, en Santander deberían votar en blanco 860.542 personas y en Bucaramanga 246.902 electores y, bajo el supuesto de que se repitiera el número de votos válidos de la última jornada electoral, en Gobernación o Asamblea ganaría el voto en blanco solamente cuando fueran 495.171 votantes y en la capital santandereana, para Alcaldía o Concejo, 134.114 electores, lo que distancia, en la realidad, sus posibilidades de éxito en un escenario en el que la abstención tiende a la baja y existen abanicos de candidatos tan amplios. (Distinta la situación del municipio de San Benito en Santander, en el que el único candidato inscrito para la Alcaldía disputa con el voto en blanco, 2.993 sufragios.)
De otra parte, ganando el voto en blanco, recuerde que la elección se repite por una sola vez con nuevos candidatos para Gobernación o Alcaldía y sin la participación de las listas de Asamblea y Concejo que no alcanzaron el umbral electoral, o sea, sin las minorías.
Así las cosas, hay que opinar en “blanco y negro”, para que no sea la opinión de otro la que otorgue los mandatos.