La acción y reacción del gobierno colombiano frente a la protesta social ha pasado de la contención, represión y prohibición, al reconocimiento y respeto de la libertad de reunirse y manifestarse públicamente, sentándose a escuchar y negociar, pero el momento del diálogo que busca el entendimiento es tardío y de ahí que los efectos económicos y sociales negativos nos alcancen a todos en la región y el país.
Lo anterior sucede porque los mecanismos de entendimiento y participación de los ciudadanos con el gobierno u otros actores siguen interpretándose en el marco del manejo de la crisis en conflictividad y los que están por fuera de este escenario, como lo es la construcción de planes de desarrollo, programas de gobierno y políticas públicas, no consultan de manera fiel el sentir del pueblo soberano o, formulados, no son efectivos ni eficaces y aplazan la solución.
Para prevenir la conflictividad y evitar la protesta social, hay que fortalecer la participación ciudadana, identificando las tensiones sociales del conflicto latente, adoptando medidas que atiendan lo que se pretende lograr con el paro o bloqueo, pues no se puede legitimar la protesta social como el único o el más efectivo de los mecanismos para lograr la atención del estado o para que la prensa nacional, divulgue las problemáticas regionales de las minorías o de los invisibles, seres humanos que están más atrás de los “nadie” que ahora tienen representación.
De igual manera, para prevenir la protesta social, a los ciudadanos nos corresponde conocer y entender las otras realidades increíbles del país, las que no nos afectan aún, y entenderlas como propias, antes de que un desabastecimiento por bloqueos nos despierte en medio de un conflicto que no entendemos o, peor aún, entendamos el conflicto cuando seamos los “ninguneados”.
Entendamos que la coca no tiene por qué ser cocaína; que con ella se puede hacer harina, que las cosechas se pueden comprar, que la sustitución de cultivos necesita carreteras y transporte a los centros de acopio y que la Paz total es posible.
Entendamos que hay campesinos y mineros ancestrales a los que las ciudades les proponen, a cambio de nada, abandonar las actividades para que se pongan a ver que hacen de la noche a la mañana; entendamos que hay impunidad y que están matando líderes o callándolos, lo que es igual.“Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla” y a quien no conoce el presente, le irá peor.
