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opinion/columnistas/eneas navas
Jueves 01 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Transparencia y tramparencia

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Los operativos de control y vigilancia al transporte público realizados por el Área Metropolitana de Bucaramanga en el territorio del mismo nombre (al que prefiero seguir llamando área Metropolitana de Real de Minas), que pretenden de manera sorpresiva verificar las condiciones de legalidad del sistema de transporte público, después de la instalación de los conos naranja que demarcan la zona de control y permiten el inicio de la operación, son plenamente difundidos en redes sociales (prefiero creer que por candidez y no por corrupción), permitiendo que su ubicación y el objeto del operativo sean conocidos por los infractores, para evitar el paso por el control, lo que afecta directamente su éxito o eficacia y deja en duda la moralidad de la administración y la intención de la comunicación frente al principio de transparencia.

El principio de la transparencia en la gestión pública es uno de los doce pilares sobre los cuales se desarrolla la función administrativa en nuestra democracia y que desarrolla la confianza de la ciudadanía en los representantes políticos y servidores públicos, pero esta debe ser interpretada y aplicada con los límites que imponen otros principios como la moralidad y el debido proceso, en aras de la eficiencia y eficacia ya que, de otra manera, se tiende un manto de duda perspicaz sobre la gestión y verdadera intención de la publicación en redes sociales y medios de comunicación.

Así las cosas, es conveniente que las autoridades encargadas del control y vigilancia del transporte metropolitano establezcan protocolos de seguridad y reserva de la información para sus operativos, impidiendo que se conozcan de manera anticipada los detalles de este, ya que a un clic de distancia está la corrupción y que, con una pequeña modificación, la transparencia se torna en “tramparencia”, que es el fin repudiado, no deseado y opuesto al principio de administración.

A propósito de comunicación, dicho sea de paso, conviene recordar que esta debe ser asertiva, que hay que pensar rápido y hablar lento y que el que mucho abarca poco aprieta. El control al transporte privado que se pretende implementar soterradamente para las motocicletas no es función de la Autoridad de Transporte, no tiene la impoluta finalidad públicamente difundida y será la causa de descontento de formales e informales.

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