Por la historia de El Carrasco, desde sus comienzos hacia mediados de la década del 70, hasta hoy, han pasado todo tipo de...
Palabras inútiles
Dos lecturas recientes me han servido para esclarecer puntos muy invisibilizados de la historia del siglo XX, en particular sobre la II Guerra Mundial y el régimen del Tercer Reich. La investigación “Libres para obedecer” del celebrado Johann Chapoutot —“El nacionalsocialismo y la Antigüedad”—”, que trata del espectacular desarrollo de las teorías contemporáneas del “managemeng” desde el nazismo hasta hoy. La gran conclusión y sorpresa es que existe gran relación entre la gestión de la empresa actual y la organización del trabajo en la Alemania nazi. Chapoutot muestra la enorme capacidad de cuadrar el engranaje de administración pública y privada para poner en marcha el proyecto de las pretensiones de Hitler. Perdida la guerra esas teorías se mantuvieron y lograron el prodigioso “milagro alemán”. ¿Con quienes? Salvo fugados y condenados en Nüremberg y otros juicios nacionales, pues con los mismos que siempre estuvieron ahí. Ninguna corte celestial de nuevos alemanes vino a reemplazarlos. Lo que más impresiona, sin embargo, es que construyeron una nueva Alemania, que se consolidó aún más después de la caída del Muro de Berlín. Ahora ya no se va tanto a las escuelas de negocios postnazis, sino a Estados Unidos o el Reino Unido. En todas se enseña que ningún proyecto nacional o imperial puede lograrse sino dentro de la pedagogía de “libres para obedecer”, y como nunca hoy estamos atrapados en ese principio.
Y la monumental novela “La fábrica de canallas” (958 páginas) de Kris Kraus, recrea una época (1905-1974), que escarba los entresijos de relaciones familiares, étnicas y políticas, dramáticas y demoledoras que cubren la historia de 70 años y disecciona todo de lo que es capaz el “homo sapiens”, en especial los difusos límites de la maldad y la perversión, no solo de los servicios secretos sino de los políticos. Desfilan todos: los nazis, los comunistas, los judíos, las guerras, el norte de Europa y el Mediterráneo. Y en el trasfondo de la novela planea la tétrica sombra postnazi que hizo posible la paz y la reconstrucción en libertad y democracia real, con casi la mismas personas e instituciones —metamorfoseadas— tal como nos explica Chapoutot.
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