PALABRAS INÚTILES

Por estos días han fallecido dos grandes italianos: uno, Nuccio Ordine, que dedicó su vida a la recuperación dela “dignitas hominis”, y el otro, Silvio Berlusconi, el político más importante en el siglo XX, después de Benito Mussolini, es decir, el gran destructor de la política, hasta dejarla en escombros, en la negación misma de la “dignitas hominis”. Nuccio Ordine —que murió apenas con 65 años— había sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias —que recibiría en octubre— de las Comunicaciones y las Humanidades, uno de los más importantes premios académicos de Europa. Fue profesor de las más importantes universidades europeas y americanas, y merecedor de varios doctorados “Honoris Causa”. Alcanzó la celebridad con su libro “La utilidad de lo inútil”, ya con 28 ediciones solo en castellano. Hace una férrea defensa, del pensamiento crítico, cada día más arrinconado por la democracia comercial, que solo considera útil los saberes instrumentales que contribuyen a la obtención de beneficios. Así que la filosofía, las artes, las humanidades, es decir, todo lo que contribuya a la crítica de nosotros mismos, y en general, de la sociedad capitalista y todos los mecanismos que enaltecen los índices de crecimiento, la riqueza, y deja para la pobreza y la desigualdad el uso de eufemismos. Hace durísima critica al sistema educativo, en especial de la universidad, que ha sido reducida a empresa, a los estudiantes a clientes y a los profesores a burócratas. Su libro “Clásicos para la vida” es una espléndida guía para recuperar la utilidad de lo inútil , al mejor estilo borgiano, para construir una biblioteca personal, es decir, un paraíso.

De Berlusconi, solo cito —por ahora— el juicio crítico de Roberto Saviano, el gran investigador de la mafia italiana: “El magnate demostró que todo el mundo tiene un precio, que se puede comprar a todos, que la realidad y la verdad dependen de cuánto se quiera gastar para cambiarlas, reescribirlas y reinventarlas.”. Berlusconi, el gran maestro de Trump & Cia muere, pero la farsa continúa, ahí están sus herederos europeos y americanos, los populismos de todas las pelambres, sin excepción. ¿Importa algo?