Las amenazas lanzadas el pasado sábado 25 de marzo desde la cárcel de Palogordo, en Girón, por parte de Óber Ricardo Martínez...
Palabras inútiles
Adela Cortina, la gran filóloga y filósofa española acuño una nueva palabra —ya aceptada por la vigilancia del idioma—: aporofobia, para significar el miedo y el odio hacia los pobres; una buena mayoría de la población mundial. Y no es porque ese miedo apareciera en los tiempos modernos. Es solo un aspecto de los muchos miedos que henos inventado en
Occidente, pero también en otros puntos cardinales; es universal; y su uso como arma política y de guerra está más vigente que nunca, No hay que enseñárselo a ningún colombiano o ucraniano; Y ahora la amenaza, muy en serio, son las armas nucleares, más allá del tabú de que jamás podrían ser utilizadas; y bien podemos —gracias a la locura política— llegar a un nuevo y definitivo Armagedón. Existen muchísimos miedos, para todos los gustos o necesidades, y la mejor investigación que conozco es la del francés Jean Delumeau —“El miedo en Occidente”—. Miedo a las mayorías, a la noche, a las pestes, al satanismo y sus agentes, miedo a la mujer; pero no habla del miedo a los pobres. Claro, ahora los pobres abruman , son la gran mayoría y pueden verse como amenaza.
Adela Cortina nos habla ahora de “pospobresa”. Lo cierto es que el prefijo “pos” o “post” adquiere tintes de eufemismo, pero es la moda, para referirse a lo actual o a los grandes males y megaamenazas que penden sobre el mundo.
En este caso Cortina no ha inventado nada, salvo que ahora la pobreza es angustiosa, y toca ponerla en primer plano, pues es el punto de apoyo de casi todos los males sociales, como el hambre. La “posverdad” la entendemos como la pretensión de que no hay verdad, y que la tal verdad no interesa a nadie. Oímos y vemos lo que nos gusta, reducido en un simple “like”; produce la percepción de comodidad y gusto, y no importa que sea falso o verdadero, no importa que la riqueza total esté en manos del 0,00001 % más rico, diez veces más que hace 40 años, dice Paul Krugman.