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Ernesto Rueda Suárez
Lunes 12 de septiembre de 2022 - 12:00 PM

Palabras inútiles

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Según el estado del mundo actual, hablar de decrecimiento económico no es hablar de pobreza y miseria -que es una amenaza real y cercana- sino de justicia y equidad mundiales, y de pensar en una nueva racionalidad, no basada en la idea romántica de un crecimiento infinito y continuo. No necesitamos siquiera hablar de crítica de la economía política para comprenderlo, sino de física, y todo queda clarísimo con cuatro caracteres: E = MC2, que se los debemos a Albert Einstein; el universo es finito, y también nos advierte de que lo más parecido al infinito es la estupidez humana. No vayamos tan lejos como meternos con todo el universo, del que no conocemos casi nada, y si aceptamos que dadas nuestra limitaciones -que queremos mitigar inventando a Dios-, limitémonos a este polvoriento mundo en el que estamos atrapados, y que hemos dado en llamar Tierra. Que lo haya dicho -o no- una ministra de Minas en tenis, no puede llevarnos a desconocer, no solo que el mundo se acabará, con “Homo sapiens” o sin él, hacemos todo lo posible por acelerar la destrucción, y creamos la era del Antropoceno, última era posible para la vida humana, y tal vez de toda vida; algo peor que la crisis de la extinción de los dinosaurios.

Al menos desde la Revolución Industrial, hasta la digitalización, la tiranía del algoritmo, el modo de producción que llamamos capitalismo -ahora con cara neoliberal- nos acerca al agotamiento irreversible de recursos, con calentamiento global, guerras, violencias y toda clase de escenas apocalípticas y alucinantes de querer ser todos como los países ultrarricos del Primer Mundo. No es posible ¿cuántos Estados Unidos, rusias y chinas caben en el mundo? Lo que llamamos “Mundo” -pero ¿quién es el “Mundo”? - debe replantearse un nuevo modelo de racionalidad económica que elimine la lujuria del consumismo y los colosales desequilibrios sociales y económicos, que conducirán al desastre y la barbarie al que el crecimiento desbocado ya nos lleva. No es el falso dilema de riqueza o pobreza, sino de supervivencia planetaria.

eruedas41@gmail.com

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