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Ernesto Rueda Suárez
Lunes 04 de octubre de 2021 - 12:00 PM

Palabras inútiles

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Más de cuatro décadas han pasado desde que Jean Ziegler, político e investigador suizo, publicó su célebre libro “Una Suiza por encima de toda sospecha”, y luego vendrían otros como “Suiza lava más blanco” e innumerables ensayos e investigaciones sobre los monopolios y la concentración mundial de la riqueza. Hoy día existe una gran proliferación de investigaciones que actualizan o dan cuenta de los nuevos desarrollos que ha tomado, sobre todo, el gran capital financiero, como las investigaciones de Thomas Pikettty o las de Gabriel Zucman. La historia de los paraísos fiscales tiene al menos un siglo, y el paradigma se lo inventó Suiza -o se lo asignaron- dada su genial providencia de declararse neutral en los conflictos bélicos. Basada en la neutralidad floreció el secreto bancario, la cuenta de número, y, sobre todo, mirar para otro lado, e ignorar el origen de las fortunas consignadas; el secreto era sacrosanto y la neutralidad era alabada por todos los beneficiarios.

Por supuesto, las cosas han cambiado, pero no tanto; los paraísos fiscales siguen floreciendo, si bien las afugias fiscales han llevado a muchos países poderosos -e instituciones financieras- a imponer restricciones, entre moralistas y prácticas. La idea de que el capitalismo sin paraísos fiscales era una utopía ha cambiado, pero no lo suficiente. Y los centros “offshore” siguen garantizando la evasión de miles de cientos de millones a todas las sociedades del mundo. Y soluciones hay muchas, otra cosa es que los gobiernos se hagan los idiotas, y no respalden con decisión, por ejemplo, un registro financiero mundial con intercambio automático de información. La idea del impuesto global al capital ha tomado impulso y tocará que los Estados que se benefician del expolio mundial, cambien de vocación y actividad productiva. ¿Lo harán antes de que el cambio climático arrase con este polvoriento mundo?

Ahora con “Pandora Papers” vemos una procesión mundial de santos inocentes que aseguran que todo todito es legal, así se trate del arte de la evasión y la invisiblización de grandes y sangrientas fortunas “non sanctas”.

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