Publicidad

Ernesto Rueda Suárez
Lunes 26 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Palabras inútiles

Compartir
Imprimir
Comentarios

Termina la campaña presidencial en Estados Unidos, y nos resta solo saber el resultado final de lo que pase el primer martes después del primer lunes de noviembre. Es sin duda un punto de inflexión de la democracia en América, para usar la expresión de Alexis de Tocqueville, que da título a su libro considerado a la altura intelectual de Aristóteles y Maquiavelo, publicado en 1835. Tocqueville, heredero de la tradición científico-política de Montesquieu, elabora un detallado escrutinio de la nueva república democrática, en donde analiza la sociedad, la naturaleza, las costumbres, como un todo único, en un ambiente de democracia inédito hasta ese momento en el mundo. Es un libro sublime, hijo de lo mejor de la Ilustración y de Revolución Francesa, y esperanza de la humanidad. Pero Tocqueville también advierte de los peligros de la democracia, entre ellos la tiranía de la mayoría, y el desconocimiento de las minorías. La historia reciente muestra algo que tal vez Tocqueville no vislumbró: la tiranía democrática de las minorías.

En las últimas siete elecciones presidenciales, los republicanos solo han ganado en voto popular una; y los desbalances estructurales han venido desvirtuando el carácter democrático del poder presidencial; y nos encontramos con la paradoja de que los republicanos tienen cada vez más poder y menos votos, que lleva a la toma sistemática del poder judicial y hasta del legislativo. El intrincado sistema electoral presidencial norteamericano obedece a las costumbres y necesidades decimonónicas, que impuso un colegio electoral, verdadero elector del presidente, que hoy día no tiene ningún sentido, y desvirtúa la democracia en América.

Tocqueville y Montesquieu sabían que las costumbres no son eternas, y los requerimientos de la democracia también son cambiantes y estarían, de seguro, de acuerdo con ello. Pero nada de eso va a pasar en décadas, y la gran democracia norteamericana está en peligro, como advierte la exsecretaria de Estado Madeleine Albright, en su reciente libro “Fascismo”, ella que lo ha sufrido ya en la niñez; fascismo atizado ahorra por Donald Trump y sus adláteres en todo el mundo.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad