En los últimos años comenzó a verse y sentirse en el Magdalena Medio santandereano, el avance de frentes guerrilleros que...
Palabras inútiles
Argentina no solo da lecciones de gran fútbol —de lo mejor del mundo— sino que también nos muestra que allí existe una mejor justicia que en muchos países latinoamericanos. La cúpula militar dirigida por Jorge Rafael Videla instaló una feroz dictadura de 1976 a 1981, bajo el eufemístico nombre de “Proceso de Reorganización Nacional”. La impunidad parecía total, pero no fue así, y sucedió lo que parecía improbable: la dictadura terminó, y ni el Campeonato Mundial de Fútbol de 1978 —organizado y ganado por Argentina— ni la brutal guerra de Las Malvinas, pudieron disimular el terrorismo de Estado desatado. A los desmemoriados de todo el mundo, pero sobre todo en nuestros solares, nos fue recordado el juicio y condena de los héroes de la “Reorganización Nacional”, gracias a la reciente y excelente película “Argentina 1985”, dirigida por Santiago Mitre, y que ha tenido muchas nominaciones a los más altos galardones del cine mundial.
Ahora, la justicia argentina acaba de condenar a la expresidenta-vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner —una auténtica intocable— por corrupción mientras ejerció la presidencia. Seis años de cárcel e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. En Colombia ni jugamos bien al fútbol -fuera de brillantes individualidades – ni tenemos una justicia decente y para todos. Pero a veces funciona con sabor agridulce. La JEP puede llegar a cerrar el conflicto armado que el Estado sostuvo con las Farc-EP, con una justicia transicional. Hemos tenido otras cruentas violencias (La Violencia de los años 50) que se saldaron con un pacto bipartidista, que sepultó todos los crímenes guerra. No siempre será así, pero por lo pronto la gran corrupción sigue campante.
Post scriptum. Excelente haber conquistado el control demócrata en el Senado, que pone freno a las pretensiones del Supremo de regresar a las cavernas, como sí ha hecho Putin para “moralizar” a la Santa Rusia. ¿Prohibirá a “Ana Karenina” o la historia de Catalina, La Grande?
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