Ha comenzado diciembre, que es, para muchas personas, no solamente la época más amable del año, sino la temporada más importante...
Voy a narrarle a la vieja Sara, una columna que le ofrecí, pa’ que no diga de mí, que yo la tengo olvidada. Cuando Fernando Cotes Collante y Sara Acosta recibieron en brazos a su hijo mayor aquel caluroso mediodía del 15 de agosto de 1961 en Santa Marta, se miraron y lloraron de felicidad. El mono Fernando José movía su pierna izquierda y sus ojos saltones demostraban que iba a ser un pelao inquieto.
‘Ferco’ se graduó del Colegio San Luis Beltrán en donde fue director de la emisora estudiantil y alternaba sus estudios con el atletismo y el fútbol bajo la atenta mirada de su padre, un mayor retirado del ejército y quien además fue director del DAS en el departamento del Magdalena. Era un hombre amoroso y todos los días despertaba a Fernando y a Alberto Rafael tomando el dedo gordo de sus pies, se los levantaba y los dejaba caer sobre la cama. Al mayor Cotes todo el mundo lo conocía en Santa Marta como ‘Dick Tracy’.
A finales de 1978 se viene para Bucaramanga y se presenta en la UIS, en donde estudió muchos semestres de Ingeniería Civil y luego Industrial, para terminar caminando hasta la UNAB en la cual se graduó como administrador de empresas. Se vinculó muy joven a los medios de comunicación y luego de un paso fugaz por el Grupo Radial Colombiano en donde nos conocimos, aterrizó en Caracol gracias a Juan Manuel González quien se interesó en ‘Ferco’ por el manejo de números y estadísticas en el fútbol colombiano. Allí fue locutor musical, ejecutivo de ventas y director de un programa que se llamaba “Recuerde, acierte y gane”.
Trabajó en RCN, fue gerente de Todelar y llegó al Canal TRO como presentador. Se vinculó con las empresas CJ-PTV la cual termina convertida en PRENSA LIBRE y allí comanda un magazín con la brasileña Grace Martins. Era un programa muy entretenido con una chica que hablaba ‘portuñol’ y con ‘Ferco’ quien habla rapidísimo. No se les entendía un carajo, ¡pero era muy bueno!
Un día lo entrevisté porque yo estaba haciendo una crónica sobre la tragedia del 11 de octubre de 1981 y me confesó que el primer hincha que se metió a la cancha por el lado de la tribuna de occidental fue el loco ‘Toyo’ Fonseca. A partir de ahí fue Troya con el resultado nefasto que todos conocemos. Con Fernando tenemos miles de anécdotas entre otras, la que narraré a continuación.
El 20 de noviembre de 1990 el Atlético Bucaramanga se jugaba la clasificación al cuadrangular final del torneo y Caracol envió a casi todo el combo deportivo encabezado por Juan Manuel González, Fernando Pabón, Willy Peña, Fernando y a mí. El partido contra el Quindío estaba dos a uno y faltaban diez minutos cuando Juan nos dio la orden de bajar a entrevistar a Olalla quien estaba lesionado en el banco. Nos colamos como pudimos a la gramilla y nos ubicamos detrás del banco mientras los minutos corrían lentamente, lo miré y le dije: “Pídele a tu papá que nos ayude”. El samario empezó a rezar y cuando el juego terminó, Fernando me limpió el camino a trompadas para que yo tuviera las palabras de Olalla en exclusiva para Bucaramanga. Esa noche lo vi llorar de emoción, por su papá, por el Atlético. Es padre maravilloso de cinco hijos y uno de ellos, Sebastián, juega muy bien.
Esta es una pequeña parte de su historia, del hijo de la vieja Sara, a quien le escribo una columna, pa’ que no diga de mí, que yo los tengo olvidados. Un abrazo ‘Fer’ y hasta la próxima.