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opinion/columnistas/felipe zarruk
Viernes 08 de enero de 2021 - 12:00 PM

El Mencho Cirilo

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Un día Agustín Alberto Balbuena Figueroa pedaleaba en su bicicleta rumbo al entrenamiento con Colón de Santa Fe y mientras lo hacía entonaba una canción de Julio Montes “Yo soy el Mencho Cirilo, escritor de mucho renombre...”. Sus compañeros lo escucharon y, desde ese día, el puntero derecho del famoso equipo Milonguitas fue reconocido en el mundo del fútbol como ‘Mencho’ Balbuena.

Nació en el hogar de don Ramón y doña Pura, el 1 de septiembre de 1945, y le correspondió ser el tercero de cinco hijos. Llega a Colón con 20 años cumplidos y tuvo buenas temporadas en el onceno sabalero entre el 68 y el 69, antes que Rosario Central comprara su pase y allí logran el subcampeonato en el Nacional de 1970, detrás de Boca Juniors.

Ya Independiente de Avellaneda le seguía los pasos, adquiere sus derechos deportivos y no fue sino vestir la camiseta de los Diablos Rojos para demostrar sus cualidades a punta de habilidad y goles.

Ganaron el Metropolitano del 71 y una seguidilla de cuatro copas libertadores desde el 72 hasta el 75, incluyendo una Intercontinental y dos interamericanas. Estuvo en el Rey de Copas hasta 1976 cuando atraviesa la calle y se va para Racing, en donde no cumplió con una buena temporada. Le hizo gol al Sao Paulo en la final de la Libertadores del 74, al Atlético de Madrid en la Intercontinental de ese mismo año y como si fuera poco jugó el mundial de Alemania. Fue un año redondo para el ‘Mencho’, quien afirmó: “¡Había que tener algo para jugar con todos esos cracks, Babington, Brindisi, Perfumo, el Ratón Ayala y en Independiente, ni se diga!”.

A finales del 76, recibe una llamada en su casa de Manolo Silva, quien le ofrece venir al Bucaramanga y sin pensarlo dos veces arregló su maleta, cuadró su salario vía telefónica con Ambrosio Mantilla, presidente del Atlético, y una vez en la ciudad, fue recibido con honores por su palmarés y firma su contrato en La Carreta con el secretario Gonzalo Arenas Pavolini.

Arrancó bien la temporada conformando una delantera genial junto a Vilarete y Gillio. Hizo un par de goles y en un partido ante el Cristal Caldas en Bucaramanga, Oswaldo “Pescaíto” Calero le rompe el menisco de la rodilla derecha y hasta ahí llegó la felicidad de un equipo que tenía en la mitad de cancha su mejor arma, según lo recuerda el puntero santafesino.

“¡Cañón era un jugadorazo, con Silva, Pitula y Frascuelli. Pero el mejor de todos era Vilarete, no vi otro igual!”. Se operó en Buenos Aires, se recuperó en Bucaramanga, pero ya la rodilla no le respondía. Inclusive el médico Eduardo Hansen lo salvó de la amputación de la pierna derecha al limpiarle la rodilla afectada.

Se marchó al fútbol salvadoreño y se retiró para dedicarse a formar jugadores con el cuadro de Avellaneda y por sus manos pasaron chicos de la talla del Kun Agüero. Afirma que “¡Colón me dio la vida, Independiente me sigue criando!”. Preguntó por el Hotel Príncipe en donde vivió el tiempo que estuvo y recordó su comida.

Hoy en día reside en Villa Domínico junto a Margarita Elena Ceja, el amor de toda su vida, y sus 4 hijos. Abrazo de feliz año al ‘Mencho’ Cirilo, el cual quedó grabado con letras de oro en el fútbol sudamericano.

Chao y hasta la próxima.

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