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Felipe Zarruk
Sábado 25 de mayo de 2019 - 12:00 PM

Iban a traer a Kubala

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En los años 40, un joven catalán cuyo nombre era Antonio Bernadas de la Huerta salió huyendo de su tierra, de su patria española y del régimen franquista, al igual que lo hicieron casi 485.000 personas que partieron al exilio durante una dictadura que se extendió desde 1939 hasta 1975 cuando fallece el generalísimo Francisco Franco. Bernadas llega a Bogotá y vivía en un hogar de refugiados extranjeros con un amigo quien vino con él y en una fría noche de la capital colombiana, observó a un ciudadano tambalearse y sostenerse de un poste de la luz. Don Antonio acudió en su ayuda y le llevó hasta su casa que quedaba a tan sólo unos metros. Al otro día tocaron a la puerta donde se hospedaba y quien preguntó por Bernadas para agradecerle el detalle no era otro sino Jorge Eliécer Gaitán, quien tiempo después le pagaría el favor ayudando en la salida de la madre patria de Victoria San Romá, el amor republicano de don Antonio, quien llega a nuestra patria gracias al asesinado líder liberal. Ellos se radicaron en Bucaramanga y a Don Antonio le ofrecen ser el primer gerente del emblemático Hotel Bucarica, el cual era sede de tertulias de todas las generaciones existentes en nuestra apacible ciudad, que por los finales de la década de los 40 vio nacer al equipo Atlético Bucaramanga. A raíz de la incursión del onceno leopardo en el profesionalismo empezaron a llegar los equipos encopetados de aquella época, tales como el primer campeón Santa Fe, Millonarios y Cali, entre otros. Su sede de concentración siempre era el Bucarica y por ejemplo Millonarios exigía que ese debía ser el lugar donde se hospedaban ya que traía a todas sus estrellas de la época del Dorado: Pedernera, Di Stéfano, Cozzi, Báez, Pini, ‘Cobo’ Zuluaga, Soria, Mourín y compañía. Rafael Pérez Martínez, Néstor Arenas, Jorge Reyes Puyana y varios miembros de la junta directiva del Atlético se relacionaron de una manera espectacular con el caballero catalán y él siempre les ayudaba con los precios del hospedaje y varias veces el benefactor del Bucaramanga se metió la mano al bolsillo y ponía la plata que faltaba para pagar lo que quedaba debiendo el Atlético en el histórico hotel de la carrera 19 con 35. Cierto día Bernadas se comunicó con su patria y alguien le comentó que Ladislao Kubala, el estelar mediocampista ofensivo del Barcelona y la selección de Hungría quería cambiar de aire y don Antonio les contó esto a sus amigos de charlas diarias en el café del Bucarica y que además de Kubala podían venir varios de los compañeros de él en la fantástica selección magyar. La decisión final fue un rotundo no, porque ellos eran comunistas y no convenía en ese momento. Esta historia me la contó José Luis Mendoza Cárdenas, expresidente del cuadro búcaro y la ratificaron Jorge Reyes Puyana y Néstor Arenas Jr. A los pocos años don Antonio Bernadas emprendió su camino aventurero rumbo a la costa Atlántica, concretamente al golfo de Morrosquillo y montó allí un hotel en donde falleció en 1958, dejando a sus hijas Danna y María Victoria sin padre a muy temprana edad. Fue mi deseo contar esta historia y darle las gracias así sea 61 años después, por todo lo que hizo por el querido Atlético Bucaramanga, del cual se volvió forofo como le dicen en España a los hinchas de cualquier equipo. Por este motivo le nombramos socio honorario de categoría especial, aún cuando no manejamos el amado club. Vaya un saludo a sus nietas Sandra y Juliana y a toda su descendencia por ese abuelo tan caritativo y generoso. Chao y hasta la próxima.

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