domingo 23 de octubre de 2022 - 12:00 AM

Felipe Zarruk

La camiseta de Ramoa

‘Coco’ querido, te he visto voltear resultados. Ya llevas dos juegos ganados y esperamos que logres el objetivo como técnico del Atlético. Solo espero que no te vayan a voltear a ti. ¡Sabes a qué me refiero!
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Columna de
Felipe Zarruk

A Jorge Ernesto Ramoa Cubilla lo conocí hace 41 años, gracias a la Revista El Gráfico, una de las mejores del mundo en su género. A mi abuelo Sixto Diazgranados le llegaba sagradamente todas las semanas a Barranquilla y en aquellas hermosas vacaciones de mitad de año entré a la oficina estudio de nuestro abuelo materno y vi la revista en la cual hablaban del título de Boca Juniors en 1981 de la mano de Silvio Marzolini quien lo puso a debutar al lado de Diego Maradona, cuando Jorge tenía 18 años.

Seis años después, en 1987, lo vi jugando en el Deportivo Pereira y en 1988 aterrizó en el Atlético Bucaramanga. Miguel Rodríguez Orejuela le había comprado sus derechos deportivos a Estudiantes de Buenos Aires, el ‘pincha de Caseros’, por intermedio de su representante Carlos Quieto y con esa plata, los directivos de Estudiantes construyeron la tribuna de oriental para explicarlo mejor. Una tarde de ese año en el estadio Alfonso López, el Quindío le ganaba 2 a 0 al Bucaramanga con goles del entrerriano Darío Erramuspe quien el año anterior había vestido la camiseta del Atlético.

En el segundo tiempo, ‘coco’ Ramoa agarró el balón y él solito empató el partido con un agónico gol cuando el juego terminaba y el señor del carrito de crispetas que se parqueaba en la tribuna occidental buscaba la salida. En aquella época trabajaba con Caracol y cubría el equipo local. Como reportero tenía que hacer lo que fuese necesario para entrevistar a la figura de la cancha, en este caso era Jorge Ramoa. Convencí a un recogebolas para que tan pronto terminara el partido, trajera a Jorge hasta el alambrado detrás del banco del Bucaramanga para entrevistarlo.

Lo esperé detrás de la malla que dividía la gradería del terreno de juego. Ya éramos amigos y ‘coco’ vino hasta donde me encontraba. Lo entrevistamos, le pasamos los goles narrados por Juan Manuel González y de un momento a otro se quitó la camiseta cuyo patrocinador era Lotería de Santander y me la regaló. Estaba mojada por el sudor de Jorge, en las épocas en que esta camiseta se sudaba. A los pocos días me fui a trabajar con Caracol a Barranquilla y al regresar a finales de 1989, me enteré que mamá se la había regalado a esos volantes que sudan la camiseta empujando un carrito de madera y balineras para conseguir su sustento diario con el reciclaje.

A Ramoa lo vi no una, sino varias veces volteando un resultado, ¡y en solitario! En 1994, Bucaramanga perdía 4 a 1 en el General Santander y Jorge lo empató con ayuda del Kiko Barrios, inclusive anotando gol olímpico. Casi nos volvemos locos. En 1996 regresó a las canchas después de seis meses sin tocar un balón.

Reapareció ante Nacional que venía con toda su banda y Bucaramanga perdía dos a cero. Jorge tomó el balón con sus manos después del segundo gol y gambeteando rivales volteó el juego para ganarlo 3 a 2. Cuando lo entrevisté aquella tarde, estalló en llanto, se acordó de su papá y del papá de Gilberto Ramírez quien le había dicho que no se quería morir sin volverlo a ver con la camiseta del Bucaramanga.

‘Coco’ querido, te he visto voltear resultados. Ya llevas dos juegos ganados y esperamos que logres el objetivo como técnico del Atlético. Solo espero que no te vayan a voltear a ti. ¡Sabes a qué me refiero! Un abrazo y hasta la próxima.

Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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