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Felipe Zarruk
Sábado 11 de junio de 2022 - 12:00 PM

La dama de acero

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El 29 de diciembre de 1936 nació en Arboledas (N.S) Omaira Acero Torres más conocida en el ambiente del fútbol como doña Omaira, la cual era la última de siete hermanos con los cuales completaron el hogar de don Gregorio y doña Rosalina. Siendo muy joven se fue para Bochalema (N.S) y allí se casó con Edmundo Pinto “Porque me enamoré y todavía sigo enamorada después de más de 60 años de casados”.

Se vinieron a vivir a Bucaramanga y se radicaron en el barrio Mejoras Públicas. Doña Omaira se dedicó al trabajo social con comunidades bastante vulnerables y escogió el barrio Morrorico y sus alrededores como Limoncito y La Malaña a donde llegaba cada mañana para ayudar a construir el centro de salud mientras su esposo se dedicaba a varios oficios entre ellos la carpintería. Doña Omaira no recibía un solo peso por esa labor de la cual se siente muy orgullosa y de la que no le gusta hablar porque “¡Me da pena!”. Tiene por norma la modestia y no le agrada vanagloriarse por cosas que hizo para ayudar a los demás.

Era hincha del Cúcuta Deportivo y poco a poco le fue cogiendo cariño al Atlético Bucaramanga porque el fútbol le apasionaba en una época en la cual las mujeres ni iban a los estadios ni le prestaban atención al fútbol. En 1976 Néstor Contreras uno de sus yernos, junto a un grupo de amigos habían creado el club DIMOR, que significa Deportistas Integrados al Marco Organizativo Regional y de un momento a otro por cuenta de sus trabajos iban a dejar el club a un lado. Doña Omaira habló con ellos, se hizo cargo y le dijo a su esposo que ella quería formar unos equipos de fútbol y ponerlos a competir en los torneos de la Liga Santandereana de Fútbol. Don Edmundo la apoyó y le dio vida a la cancha de la Concha Acústica en la cual empezó a entrenar con más de un centenar de muchachos y así formó las categorías tercera, segunda y primera de DIMOR. Inclusive varios de sus 14 hijos desfilaron por un equipo que se volvió famoso y respetado en las canchas bumanguesas.

Se financiaba con los campeonatos que hacía en la canchita de la Concha Acústica de la cual la separaba una calle y estaba a unos cuantos metros de su casa. Todos los diciembres hacía el aguinaldo deportivo para los niños más pobres y dirigió a más de 3.000 niños en los cuarenta y tantos años que estuvo al frente del equipo. Ganó muchos títulos en la liga y recuerda que Américo Montanini le decía que su equipo era ‘Nacionalito’, ¡porque jugaban muy bien a la pelota! Recordó que varios de sus jugadores fueron profesionales como William Ruíz y Vladimir Báez. También dirigió jugadores extraordinarios como Luis Serrano más conocido como ‘Corioto’ y a sus hijos Edmundo, quien era un crack y Ardany el cual jugó un tiempo en el Bucaramanga.

Una mañana de noviembre de 1989, transmitimos por Caracol junto a Fernando Pabón, Martín Alonso Henao y Willy Peña la semifinal de primera categoría en la cancha Marte y Dimor perdía uno a cero faltando 15 minutos. Doña Omaira envió al terreno a un muchacho de apellido Villamil y este arregló el partido en tan solo cinco minutos. La Marte casi se cae y cuando entrevistamos a ‘Piraña’ Villamil como la figura del partido, este joven entre asustado y emocionado solo atinó a decir: “Pa’ qué hijueputas...pero la ‘cucha’ Omaira hizo bien los cambios y ganamos”. Casi nos desternillamos de la risa. A doña Omaira la saludé hace algunos días, desde aquí le enviamos nuestro beso y nuestro abrazo. Gracias, porque muchos de esos muchachos que usted dirigió son profesionales y son alguien en la vida. No lo afirmo yo, ¡se lo escriben ellos en el chat de su celular! Un abrazo a la dama de acero del fútbol santandereano y hasta la próxima.

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