El 15 de febrero la Secretaria de Ambiente de Bogotá declaró “alerta amarilla” en unas zonas y “alerta naranja” en otras, tomando medidas extremas por el peligroso nivel de contaminación del aire. Para algunas zonas recomendaban no salir a la calle y en toda la ciudad un “pico y placa” del 50%, pares e impares incluyendo motos, que son soluciones temporales de enorme impacto económico, que no atacan el problema de fondo.
En Bucaramanga vamos por el mismo camino, con el agravante que los equipos para medir la contaminación presentan fallas técnicas que no permiten conocer el grado real del envenenamiento que sufrimos, un grave problema de salud pública que debe ser tema fundamental de la campaña de los alcaldes, concejales y ediles, no es un tema menor, exige propuestas concretas que chocarán con enormes intereses económicos y presiones para que no se ejecuten.
Nueva York logró superar esta situación hace cincuenta años y hoy sigue dando ejemplo, recientemente sembraron un millón de árboles, que para el número de sus habitantes, 8’623.000, equivale a un nuevo árbol por cada 8,6 habitantes. Nuestra zona metropolitana tiene 1’160.272, proporcionalmente deberíamos sembrar 135.000. En Bucaramanga el inventario indica que tenemos sólo 55.136 árboles, uno por cada treinta habitantes, el reto sería multiplicarlo por cuatro, incluyendo nuevas zonas verdes.
Bucaramanga mantuvo desde 1944 hasta la década del noventa una grave contaminación en el aire del norte, con la vieja planta de cementos Diamante, que contaminó en niveles hoy inaceptables. Fue una presión de los alcaldes durante lustros, para que ubicaran filtros y posteriormente eliminaran las minas. Ahora el problema de la contaminación del aire viene de múltiples fuentes: Los obsoletos buses de METROLINEA, empresa que tiene enormes dificultades económicas; las motos y vehículos particulares, principalmente las verdaderas flotas “piratas”; las quemas de bosques y las industrias, entre muchos otros factores más, cuya solución debe ser real y pronta por cuanto es de vida o muerte para miles de ciudadanos.
