viernes 20 de enero de 2023 - 12:00 AM

Recuerdos de Girón

El pasado domingo 15 de enero, la Villa de los Caballeros de San Juan de Girón celebró casi 400 años de su fundación; proceso que es recordado por sus dificultades en elegir la ubicación de la ciudad. Finalmente, después de pleitos y controversias la situaron en el lugar que hoy ocupa a la orilla del rio de Oro. Esta fue fundada por Don Francisco Mantilla de los Ríos y erigida por Real Cédula de Felipe IV. Su nombre hace homenaje a “San Juan Bautista” y al gobernador de la Real Audiencia Marqués de Sofraga “Sancho de Girón”. La recuerdo como una ciudad hermosa e interesante, cuya belleza y pertinencia perdura hasta el día de hoy. Tiene una parte tradicional con amplias casonas estilo colonial y otra con barrios modernos con magnificas edificaciones y un estilo particularmente “antañero”.

Actualmente, Girón es una ciudad muy visitada por los turistas porque en ella se encuentra el pasado colonial y el presente moderno. Es así como el viajero puede pasear por la ciudad observando las viejas casonas y admirar los puentes coloniales que adornan la Villa. Al visitar los alrededores se pueden encontrar barrios nuevos con todo tipo de comercio, especialmente comidas y dulces tradicionales. Entre estos podemos recordar las cocadas, los helados de paila, fritanga y muchas golosinas. Otro de los atractivos de Girón son los gitanos que viven alrededor del poblado. En otras épocas los padres asustaban a sus hijos cuando se portaban mal amenazándolos con los gitanos. Hoy es un juego hacerse leer la buenaventura y esto le sigue dando importancia a los gitanos. Aunque todas las personas niegan creer en agüeros muchas lo hacen a escondidas y con cierto rubor en las mejillas.

En mí ya lejana juventud desempeñe en Girón el cargo de Juez Municipal y fue mi primer empleo y el comienzo de mi carrera profesional. Recuerdo que un día unos policías hicieron parar el bus que nos conducía a Bucaramanga. Inmediatamente todos los pasajeros gritaron confundidos y me señalaron con el dedo gritando “ese es el juez”. Los agentes observaron a todos los pasajeros y sin solicitar mis documentos salieron de la buseta inmediatamente. Todavía me pregunto si es qué en ese momento tenía cara de juez, ¿cómo supieron- y confiaron los policías- que yo ejercía el cargo? Sigo agradeciendo mi paso por Girón, ciudad que confió en mi conocimiento -¡de abogado recién graduado!-. Fue una época maravillosa que me permitió conocer las debilidades y las fortalezas de los hombres con el ojo del jurista y mi mente juvenil.

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