A lo largo de su centenaria existencia, Vanguardia ha tenido que afrontar grandes desafíos en todos los órdenes. Sus luchas...
Recordando al jefe Seattle
En la Cumbre del Clima de la ONU, realizada la semana anterior en Nueva York con la asistencia de gran número de jefes Estado, quien se robó la atención mundial fue la joven sueca Greta Thunberg con sus vehementes reclamos a los dirigentes de los diversos países que han permitido que la civilización camine hacia el desastre ambiental por el cambio climático y el calentamiento global, la degradación de mares, selvas, suelos, pobreza, desempleo, migraciones y violencia; son efectos colaterales de la explosión demográfica.
En este contexto, es oportuno recordar algunas frases de la bella pero trágica y extensa carta que el jefe indígena Seattle le envió en 1854 al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, en respuesta a su propuesta de comprarle las tierras de su tribu.
Son palabras premonitorias de la destrucción ambiental generalizada que está ocurriendo hoy.
“Desde Washington, el Gran Jefe nos manda decir que desea comprar nuestra tierra. ¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlos? Cada brillante mata de pino, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques, y hasta cada sonido de cada insecto es sagrado a la memoria de mi pueblo; la savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los Pieles Rojas”.
“Las flores perfumadas son nuestros hermanos; el venado, el caballo, el gran águila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, todos pertenecemos a la misma familia”.
“Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. La Tierra no es su hermana, sino su enemiga. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto”.