La pandemia del covid-19 que tiene acorralado al mundo, producirá numerosos cambios globales, regionales y locales en lo político, económico, social y ambiental. Dará mucho para que actúen oportunamente los líderes políticos, académicos, empresariales, sociales y ambientales. Es fundamental la oportunidad, la objetividad y el realismo en sus propuestas y decisiones.
En el contexto nacional, una vez que pase la emergencia con la aparición de la esperada vacuna contra el virus, y como lo recomiendan los expertos en el tema, “se debe implementar un sistema de salud con mucha educación, promoción y prevención, menos curativo y asistencialista, con más cultura de la salud, que industria de la enfermedad”. Como lo enseña el conocido médico Santiago Rojas en su libro, Una maestra llamada enfermedad, no esperar a enfermarse para hacer por la salud lo que debe hacerse cuando se está alentado”. Y viene ahora otro tema muy complejo: los problemas en la salud mental de mucha gente por los efectos y consecuencias de la pandemia y la cuarentena.
En el sistema educativo no hay espera para intensificar y fortalecer la educación virtual a todos los niveles. La equidad social comienza con la posibilidad del acceso a una educación y actualización permanente de conocimientos. Prioritario para el gobierno llevar el Internet a todas partes y facilitar que los niños y los jóvenes pobres puedan tener acceso a tabletas y computadores. Además, profesores preparados y actualizados en el tema. De lo contrario, la brecha social aumentará.
En el sector laboral, el teletrabajo llegó para quedarse. Lo demuestran las numerosas juntas directivas, conferencias, cursos, foros y seminarios en forma virtual tan comúnes en estos días, y el trabajo desde su residencia de muchos empleados.
Y desafortunadamente también se ha agudizado la falta de cultura y disciplina ciudadana de mucha gente, traducida en incumplimiento de códigos y normas, con agresividad y violencia en numerosos casos. Libertinaje y desorden.