No solo es una verdad incómoda; es una verdad muy grave por las implicaciones económicas, sociales y ambientales para mucha gente. Se trata del reciente informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas según el cual actualmente se presentan diariamente en el mundo más de 330.000 embarazos no deseados o lo equivalente a 120.45 millones al año. Con mayor intensidad en los países más pobres y en los estratos sociales más necesitados lo cual contribuye al incremento explosivo de la población mundial. Como desde hace tiempo lo han advertido expertos en el tema demográfico, ya estamos en un planeta rebosado con 7.900 millones de habitantes en el año 2021, sobrepasando lo que llaman la ”capacidad de carga de la Tierra”.
Y los efectos del cambio climático y el calentamiento global por la demanda y consumo creciente de carbón y petróleo para la producción indispensable de energía, con el avance de los desiertos, el derretimiento de los casquetes polares, la degradación de los páramos, la acidificación de los océanos, la extinción de decenas de miles de especies de animales, más las islas de plástico en los mares producto del consumismo irresponsable de comprar, tirar y botar. Súmese la deforestación de selvas y bosques fundamentales para la generación y producción de lluvias y de agua.
Oportuno volver a recordar que entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible ( ODS ) de la ONU está el Objetivo 3 denominado, Salud y Bienestar, que tiene en una de sus metas, “ garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia”.
Salvo los países desarrollados que están logrado frenar el crecimiento de su población por sus altos niveles económicos y de educación, en los países pobres sobrepoblados, miles de millones de personas pasan hambre y miseria, generan migraciones muy grandes ya rechazadas en muchos países pudientes; la xenofobia en aumento.
Para los embarazos indeseados y sus duras consecuencias especialmente para muchas jovencitas, es urgente una política pública a cargo del sistema de salud, para dar información y educación sexual sin tapujos, con franqueza, desde muy temprana edad, más facilidad de acceso universal gratis para la adquisición de elementos y métodos modernos de anticoncepción. Y como lo decía hace tiempo una campaña al respecto: “Sin condón ni pío”.
