Si hace unos años, en un mundo aún desconectado en altísima proporción, hablar un segundo idioma, en especial el inglés,...
Agua, energía y alimentos
La creciente población mundial y sus hábitos de consumo han venido ejerciendo grandes presiones sobre los recursos naturales en las últimas décadas. Esto nos ha forzado a implementar prácticas sostenibles que permitan garantizar la satisfacción de necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la disponibilidad de recursos para las generaciones futuras. En esta ecuación de la sostenibilidad, existen tres elementos fundamentales que deben ser gestionados de manera integral para encontrar un balance entre la productividad y la calidad de vida de las personas: el agua, la energía y los alimentos. La relación entre estos tres elementos y nuestra capacidad de gestionarlos será crucial para determinar el desarrollo de los países y el bienestar de sus habitantes.
A pesar de que existen dificultades en los procesos de transición, es inminente el uso de la tecnología para producir energía cada vez más limpia, a menores costos y utilizando fuentes renovables.
De manera análoga, el sector alimentos ha venido evolucionando para lograr prácticas que busquen una mayor productividad con un menor impacto sobre el medio ambiente. Garantizar una producción sostenible de alimentos para una población que crece a un ritmo acelerado requiere la tecnificación de procesos productivos, el uso eficiente del suelo fértil y una adecuada gestión del recurso hídrico.
En cuanto al agua, la situación es crítica. El acceso a fuentes de agua potable es limitado y, en algunas regiones, es insuficiente para abastecer a las poblaciones. Sumado a esto, tenemos grandes retos en materia de tratamiento de aguas residuales; es decir, que las pocas fuentes que tenemos están siendo contaminadas por aguas que utilizamos para nuestro consumo directo o para procesos productivos, entre ellos, la producción de alimentos.
La apuesta será entonces, un sistema integral en el que estos elementos se usen de manera eficiente. Así, el agua utilizada para el consumo y en procesos industriales se reutiliza en la medida de lo posible, y la residual es tratada antes de regresar a la fuente. Para la producción de alimentos, se emplean sistemas de riego tecnificados que aumenten la productividad de los cultivos y reduzcan el consumo de agua por hectárea. Los residuos de los procesos de tratamiento y producción de alimentos son utilizados como fuente de energía para los mismos procesos o para el consumo de los hogares e industrias. Existen múltiples escenarios en los que una gestión integral de agua, energía y alimentos es la fórmula para un mundo más productivo, sostenible y equitativo.