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El valor de la experiencia
Hoy por hoy, el país está atravesando por uno de los momentos de mayor incertidumbre en la historia reciente; un periodo de transformación en el que se están llevando a cabo reformas estructurales a los principales sistemas sobre los cuales opera la sociedad como la conocemos. Ante estos escenarios de incertidumbre, las personas y las empresas debemos estar en condiciones de adaptarnos a la nueva realidad. En mi anterior columna, hablé sobre la experiencia como uno de los tres factores claves de éxito y hoy quisiera reflexionar sobre este punto.
Cuando de adaptarse se trata, la experiencia es fundamental. Es la experiencia la que permite capitalizar los errores del pasado y anticiparse a los del futuro; es con la experiencia que se toman decisiones difíciles, se prioriza y se mitigan los riesgos para asegurar el éxito de cualquier proyecto. La educación, es y seguirá siendo, la base del desarrollo de las personas en el entorno laboral; sin embargo, es la experiencia la que permite lograr los mejores resultados y exceder las expectativas del mercado. Teniendo esto en cuenta, todas las personas que ocupen puestos de liderazgo, y que deban tomar decisiones en un entorno como el actual, deben buscar la forma de construir una experiencia sólida y fortalecer su proceso de aprendizaje exponiéndose al mundo real. Pero, cuando uno se expone al mundo real, comete errores, aprende de los errores y, por supuesto, asume las consecuencias de haberlos cometido. No en vano decía Warren Buffett que “el truco está en aprender de los errores de los demás”. Y aquí llegamos al punto central de esta columna: el valor de la experiencia esta en utilizar los errores (propios o ajenos) para ser exitoso. Ahora bien, si se trata de aprender de errores ajenos, ojalá sea de personas que, a pesar de sus errores, han logrado salir adelante y ser exitosos. En mi opinión, para optimizar este proceso de aprendizaje, los aprendices deben contar con buenos mentores.
Los mentores han cometido errores, y han pagado por ellos. Los mentores han enfrentado múltiples dificultades en su vida y han acumulado experiencias que les permiten guiar y aconsejar a quienes hasta ahora están empezando. Los mentores son capaces de abstraer los aprendizajes de sus errores y llevarlos a la práctica en condiciones similares. Los mentores son expertos en su tema y tienen una intuición altamente desarrollada para identificar posibles riesgos a futuro. Los mentores son el principal maestro de un líder en formación. En este sentido, para abordar los cambios que se avecinan, debemos trabajar de la mano para que aprendices y mentores podamos adaptarnos y logremos salir adelante, a pesar de la incertidumbre.
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