Las recientes marchas que se han presentado en el país, demuestran que existe una clara inconformidad de diversos actores políticos y sociales con las decisiones que se toman desde el ejecutivo. Como es de esperarse, hay opiniones encontradas al respecto; unos defienden y otros rechazan las medidas propuestas por el gobierno en busca de cambiar los sistemas sobre los cuales opera nuestra sociedad.
Adicionalmente, empezamos un año electoral. Esto, como ocurre cada cuatro años, abre la puerta para toda clase de críticas de la situación presente, unas plenamente justificadas, y otras como instrumento para construir discursos que buscan reacciones del electorado alrededor de propuestas de cambio que, en la mayoría de los casos, no están respaldadas por la capacidad de ejecución necesaria para hacer la diferencia.
Esta columna, hace un llamado a ejercer el liderazgo desde la participación en aquellos espacios en los que se toman las decisiones que determinan el desarrollo del territorio. Los ciudadanos tenemos, entre otras, la responsabilidad de aportarle a la sociedad en la que vivimos nuestro conocimiento, nuestras ideas y nuestro esfuerzo para lograr los resultados que todos anhelamos. Temas tan taquilleros como la lucha contra la corrupción, la competitividad, la generación de oportunidades laborales y la eliminación de la pobreza hacen parte de esa lista interminable de promesas de campaña que, si no son desarrolladas de la mano de profesionales éticos, responsables y preparados, se quedan en eso; en promesas, que en muchas ocasiones terminan incumplidas. Tuve la fortuna de haber podido liderar una de las empresas de mayor impacto para el desarrollo del territorio. El agua como eje fundamental para el desarrollo de los territorios es, por encima de una propuesta de campaña, una gran responsabilidad que debe ser atendida de manera urgente, garantizando que se puedan gestionar aquellos proyectos que impactan de manera directa el desarrollo de las ciudades y el bienestar de sus habitantes. Esta oportunidad, significó también el riesgo inherente a la gestión de lo público. Ser funcionario público representa, para muchos, una decisión tan riesgosa que termina por ahuyentar a aquellos profesionales que se han preparado y tienen el propósito de participar de manera activa en la construcción de políticas y programas que permitan mejorar la calidad de vida de las personas y el desarrollo de territorios prósperos, competitivos y sostenibles.
Hoy, celebro el nacimiento del programa Lideremos, una iniciativa de CORE (la escuela de negocios de la UNAB), la Cámara de Comercio de Bucaramanga, Prosantander, y un grupo de reconocidos empresarios de la región para formar líderes que hayan decidido apostarle a participar de manera activa en el sector público y hacer parte de ese cambio que la ciudadanía pide a gritos. Que sea este el comienzo de una nueva era en la que los profesionales recuperen el interés en lo público y que haya más personas comprometidas con un política técnica, ética y sostenible.
Una ñapa: Felicitaciones al Acueducto Metropolitano de Bucaramanga por ese primer paso hacia la operación del alcantarillado. Esperemos que los municipios de Girón, Floridablanca y Bucaramanga atiendan las recomendaciones del AMB para recuperar el alcantarillado y ver si algún día cumplimos el sueño de tener una gestión integral del agua.
hernanclavijo@gmail.com
