Solidaridad con los campesinos. Les ha tocado muy duro durante mucho tiempo. Desde siempre, para ser justos. Solo que nunca hubo como ahora tanta claridad al respecto. En el campo están la guerrilla, el paramilitarismo, los cultivos ilícitos, el desplazamiento, la mayor pobreza, el desamparo total. Es triste. Siempre intentando reformas que nunca se ejecutaron. Por eso los problemas que estamos sufriendo.
También solidaridad con el gobierno del presidente Santos. “Le tocó bailar con la más fea”. Los problemas que le corresponde atender son un acumulado de muchos años, los ocho del gobierno anterior y de ahí para atrás los de muchos otros de diferente filiación. Miseria, olvido, violencia permanente, atraso.
¿Contra quién protestar? Contra el gobierno. ¿A quién reclamar? Al gobierno de turno. Gobernar es, entre otras cosas, solucionar problemas. Es saber que se le cuestionará por esto o por lo otro. Por fortuna el gobierno hace lo posible por atender la situación, pero no es fácil. Demasiadas dificultades, mucha situaciones delicadas, cantidad de inequidades.
Pasada la tempestad, para utilizar un término del Presidente, se hará urgente mirar la situación del campo de manera diferente. Hay que ir al fondo de las cosas. No más paliativos; no más soluciones temporales o a medias. Es preciso repensar el campo con criterio integral, global, para formular un modelo de desarrollo diferente, que vaya desde el viejo reclamo de la democratización de la tierra hasta el bienestar del campesino, desde la asistencia a los pequeños y medianos productores hasta la conveniencia de la agricultura extensiva y tecnificada, desde el ordenamiento territorial hasta el posconflicto.
No hay paro que dure cien años ni país que lo resista. Se necesitan dosis de buen juicio, responsabilidad y excelente voluntad de todos, para resolver los problemas. Se puede. ¡Adelante!
