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Hortensia Galvis Ramírez
Viernes 29 de abril de 2022 - 12:00 PM

Los dos caminos

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Las leyes del universo nos enseñan: “como es arriba es abajo y como es adentro es afuera”. Esto implica que alguien, con una condición interior desequilibrada, también soportará desequilibrios exteriores. Además, la negatividad se trasmite: una persona embebida en pensamientos y sentimientos negativos puede arruinar el cuerpo energético de quienes viven alrededor suyo. Igualmente, un grupo, o partido que imparta: odio, miedo y violencia puede contagiar a la población de una ciudad, o país, iniciando así una cadena de procesos energéticos que determinen un presente y futuro bastante sombrío.

La mayoría de los estados internos negativos son invisibles porque las personas ocultan sus emociones y verdaderas motivaciones. Pero ahora la Tierra está en una zona de frecuencias energéticas muy altas, donde lo bueno o lo malo producen drásticos efectos inmediatos. Es así porque nuestro planeta ha merecido un ascenso dentro de la jerarquía galáctica y estamos en la recta final de un cambio dimensional. Desde 1980 la frecuencia de la Tierra ha aumentado porque ha venido asimilando progresivamente energías de luz gama procedentes del centro galáctico retrasmitidas por el sol, en sus repetidas explosiones solares.

Los humanos también hemos recibido esa Luz, cuya asimilación depende de nuestro grado de aceptación o rechazo. Las diferencias energéticas alcanzadas han abierto dos caminos: 1) Quienes han adquirido una alta frecuencia y llevan amor en su corazón también han agudizado sus percepciones y las malas intenciones del otro se han vuelto transparentes, consecuentemente lo rechazan. Ellos permanecerán en la Tierra ascendida con su cuerpo físico transformado y más etéreo. 2) Y quienes permanezcan en una vibración, inferior a la de la Tierra, tendrán que perder sus cuerpos porque la materia densa no soportará el salto cuántico a quinta dimensión. La clave en este momento es transmutar conscientemente pensamientos y sentimientos negativos, en su opuesto positivo.

Así se cumple la promesa del Maestro Jesús: “el trigo será separado de la cizaña”. Sientan que la gratitud inflama sus corazones, porque la Tierra volverá a ser ese paraíso perdido: de paz, unión, armonía y amor.

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