Del 25 al 27 de septiembre se realizó la Cumbre de Naciones Unidas para la adopción de la Agenda 2030. La Agenda parte de un contexto crítico planteando que “nos hemos reunido en un momento en que el desarrollo sostenible afronta inmensos desafíos. Miles de millones de nuestros ciudadanos siguen viviendo en la pobreza y privados de una vida digna. Van en aumento las desigualdades tanto dentro de los países como entre ellos. Existen enormes disparidades en cuanto a las oportunidades, la riqueza y el poder. La desigualdad entre géneros sigue siendo un reto fundamental”.
Destaca tres aspectos fundamentales. Las personas, señalando que “Estamos decididos a poner fin a la pobreza y el hambre en todas sus formas y dimensiones, y a velar por que todos los seres humanos puedan realizar su potencial con dignidad e igualdad en un medio ambiente saludable.
En segundo lugar, el planeta, decidiendo por “su protección contra la degradación, incluso mediante el consumo y la producción sostenibles, la gestión de sus recursos naturales y medidas urgentes para hacer frente al cambio climático, de manera que pueda satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras”.
Y en tercer lugar plantea la prosperidad afirmando que “estamos decididos a velar por que todos los seres humanos puedan disfrutar de una vida próspera y plena, y por que el progreso económico, social y tecnológico se produzca en armonía con la naturaleza”.
Son 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 metas en las cuales se anuncia la magnitud de esta ambiciosa nueva agenda. Con ellos se pretende retomar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y lograr lo que con ellos no se consiguió. Destaco el objetivo 5 con el cual se pretende alcanzar la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Hago votos por que este importante derrotero mundial sea realmente entendido y todos, gobernantes y personas del común aportemos en hacerlo posible y real.
