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Isaí Fuentes Galván
Martes 18 de enero de 2022 - 12:00 PM

La ciudad acorralada

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Cuando esperábamos el fin del confinamiento obligatorio y el retorno a la “normalidad”, muchos bumangueses continúan confinados en sus casas ya no por el virus, sino por la inseguridad reinante en la ciudad.

No pasa un solo día sin que tengamos noticia con video incluido en el que inermes ciudadanos por todas partes son violentados para quitarles sus pertenencias y en algunos casos heridos o asesinados por resistirse.

Ya es usual que nos roben llegando a casa, transitando por la calle, descansando en un parque, en los semáforos, y hasta en restaurantes, fuentes de soda y tiendas de barrio, lugares estos en los que nos suponíamos seguros, ahora son escenario de “atracos colectivos”. Uno ya lo piensa dos veces antes de ir a un restaurante.

Un elemento común es el uso de motocicletas para perpetrar hurtos y asesinatos. Los semáforos se han convertido en focos de inseguridad. Pero no solo aquí, en Medellín un ciudadano mató a un limpiavidrios que lo atacó con arma blanca por no permitirle limpiar su panorámico.

No podemos seguir negando la realidad: la ciudad está acorralada por la delincuencia. No es una percepción, es realidad y ese fenómeno no solo afecta la tranquilidad sino también la reactivación económica.

Las autoridades por su parte siguen diciendo que es una percepción aumentada por las redes sociales y haciendo lo mismo sin cambiar la estrategia para solucionar el problema; capturar delincuentes y desmantelar bandas sin adoptar medidas de prevención.

Solo el necio y el imprudente persisten en hacer lo mismo esperando resultados diferentes.

He sido un defensor de la libertad y las garantías individuales y sociales, pero a situaciones extremas medidas drásticas y estamos ante una situación extrema: el desbordamiento de la inseguridad en la ciudad. Hasta las constituciones más liberales prevén estados excepcionales para restablecer el orden público.

Por eso propongo: prohibir los limpiavidrios y vendedores ambulantes en semáforos (para protegerlos de que no pase lo de Medellín) que sigan trabajando pero en otros lugares; obligar a propietarios de motos a actualizar su tarjeta de propiedad sopena de inmovilización; restringir temporalmente su conducción solo al propietario; crear un escuadrón policial de vigilancia y reacción inmediata apoyado con drones que vigilen la ciudad,; y la más efectiva de todas dirigida a los ciudadanos: no dar papaya.

Los motociclistas honrados no deberían preocuparse por estas medidas.

La inseguridad está desbordada ¡Hay que tomar medidas ya!

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