miércoles 19 de diciembre de 2012 - 12:00 AM

Iván Romero

Justicia social

Todos los años por esta época vemos el tira y afloje entre los empresarios y los trabajadores por un salario mínimo que deje contentas a las dos partes. Lo que plantean el uno le puede parecer poco al otro y viceversa, en fin, una discusión de nunca acabar. Pero siendo objetivos, el salario mínimo es como su nombre lo dice, mínimo. Si cada uno de nosotros hiciéramos un ejercicio al mes con ese dinero de ver para qué nos alcanza, reconoceríamos los milagros que hacen miles de personas a diario para subsistir con el pago mensual que les dan por su esfuerzo. Si los empresarios se sentaran con la visión de que son seres humanos los que les trabajan, si están dispuestos a reconocerles con una mejor remuneración su esfuerzo, si sacrificaran una parte mínima de sus grandes utilidades a fin de año, estoy seguro que sus empresas funcionarían mejor, serían más productivas y gozarían del reconocimiento y aprecio de todos y cada uno de sus empleados. El aumento mínimo debe ser del 10%, ¿acaso cuando van a un restaurante no dan eso de propina? ¿O cuando se suben a un taxi, ahora en épocas decembrinas, no les dan de más a estas personas que nos brindan un servicio todos los días del año? ¿Por qué no dárselos a quien les sirve todo el año? ¿Quién los tiene donde están? ¿No son acaso sus trabajadores? Sería un ejemplo de justicia social.

Que dirá el señor Alcalde de Bucaramanga, cuando no aprobó el decreto de la prima navideña para los taxistas, ¿acaso ellos no necesitan? ¿No se merecen el reconocimiento a su labor por parte de los ciudadanos en cabeza de su Alcalde?

Debe ser obligatorio, ya que a muchos les cuesta trabajo dar. Señor Alcalde, así fuera $200, pero algo que pueda significarles su prima de fin de año. No olvide que si la gente gana, el dinero circula y la economía se mueve.

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