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Jaime Calderón Herrera
Lunes 22 de mayo de 2023 - 12:00 PM

Comienza la guerra

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Al menos tres consideraciones hay que tener tratándose de comprender el valor de una tecnología emergente. La primera, es que debe juzgarse por su potencial en el futuro más que por sus falencias del presente. La segunda, es que debe valorarse que tan segura y veraz es, y la tercera tiene que ver con que la invención e innovación tecnológica hace presencia con antelación a la necesidad de regulación y a la expedición de las normas.

El 2023 se recordará como el año en que emergió una de las herramientas más poderosas creadas por el hombre y conocida como Inteligencia Artificial. Gracias a la inconmensurable cantidad de datos, imágenes y música disponible en la red, el desarrollo de máquinas con aprendizaje automático ha hecho posible que bots “raspen la olla” de toda la información expuesta de forma gratuita, para que grandes corporaciones como Microsoft y Google generen sus herramientas para uso público, a cambio de una rentabilidad, por lo cual surge un primer conflicto de esta innovación con las leyes vigentes de Protección de datos y de propiedad intelectual. La tecnología disponible para proteger la información de texto, audio o imagen es insuficiente e ineficaz para protegerla del “raspado” por parte de las desarrolladoras de la IA.

La información en la web dista mucho de ser confiable en alto porcentaje, y es de la que dispone como insumo la IA, por tanto, su gran capacidad computacional y de aprendizaje automático, no logra aún corregir las falencias del insumo, entonces, el producto ofrecido debe ser siempre objeto de verificación y validación. Más temprano que tarde, la IA encontrará el camino hacia la perfección.

La “guerra” entre Elon Musk (Twitter), Spotify, Reddit y otras, contra Google y Microsoft apenas comienza, y lo más probable que suceda, es que alineen sus intereses, mientras que los cuatro mil millones de usuarios o más, terminemos poniendo el costo de la IA en la canasta familiar. Como en todo conflicto, las bajas van por cuenta de los “civiles”.

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