martes 25 de abril de 2023 - 12:00 AM

La no inteligencia

Sin duda la inteligencia artificial (IA) ha sido motivo de conversación en el trabajo, la tertulia y la familia por cuenta del acceso libre al Chatbot CHATGPT que concedió la empresa OPEN AI. Este, es uno de tantos modelos gigantes de lenguaje entrenados con cantidades inimaginables de leguaje proporcionado por humanos capaces de crear un texto que pudiera despertar nuestra imaginación hasta el punto de generarnos la sensación de que se ha creado una máquina que puede competir o sobrepasar la inteligencia humana.

Pero la inteligencia artificial no piensa ni tiene memoria y solo mediante una gran capacidad computacional, con redes neuronales, puede articular probabilidades de que a una palabra o a una frase le siga otra y otra, de manera tal que da la sensación de respuesta inteligente a nuestras preguntas. Los optimistas vemos con agrado el avance de estas tecnologías, pero no desconozco los temores que infunden en los ciudadanos, máxime que su operación llega a ser tan compleja, que no es explicable al final, cómo muchos de sus resultados fueron construidos, dando de nuevo la sensación de algo incontrolable.

Todos estaríamos de acuerdo en que ésta como cualquier nueva tecnología requiere de regulaciones por las sociedades en cuanto a su uso ético, permitiéndola usar exclusivamente para propósitos que beneficien a la humanidad, y en ningún caso para infligirle daño.

Para algunos expertos, llamar inteligente a esta tecnología es equivocado, pues ni siquiera hemos podido definir bien y en consenso, términos como inteligencia, entendimiento y conciencia, pero, además, nuestra inteligencia va de la mano con nuestras motivaciones con el objetivo de alcanzar logros. Los chatbot no tienen motivaciones, los humanos que las alimentan sí.

Estos modelos de lenguaje no pueden diferenciar la verdad de la mentira, no son confiables. Por lo tanto, exigen verificación humana. Exigen también que nos esforcemos en comprenderlos, pues moldean al individuo y por ende pueden moldear a la sociedad. También son de gran utilidad y pueden crear tantos empleos como los que eliminan.

La IA nos obliga a repensar la pedagogía, los modelos de enseñanza y aprendizaje y la pertinencia de la educación contemporánea.

Autor
Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí­ se expresen.
Otras columnas
Publicidad
Publicidad
Publicidad