El jengibre es una especia, conocida como alimento y medicamento desde el siglo XI AC, utilizado ampliamente por griegos y romanos. Es una planta cuyo tallo subterráneo es un rizoma con sabor y aroma bastante picante.
Debemos recordar que las hojas o parte herbácea de una planta, húmeda o seca, usada como saborizante en las preparaciones de alimentos, es denominada hierba culinaria y cualquier otra parte de la planta, usualmente seca, es llamada especia.
El jengibre pertenece a la misma familia del cardamomo y la cúrcuma.
Los rizomas del jengibre son ampliamente utilizados en la cocina asiática donde se añaden como ingrediente a muchos platos; además, los suelen conservar en vinagre para ser consumidos como aperitivo. El jugo o polvo seco de los rizomas viejos, es muy picante siendo la especia más utilizada en la cocina tradicional china. También es el ingrediente principal de las bebidas como el ginger ale y de muchas variedades de té y otras bebidas calientes.
Las primeras referencias médicas conocidas del uso del jengibre, sin efectos secundarios, es en casos de náuseas por mareo, embarazo y recientemente, asociado a la quimioterapia. En medicina Ayurvédica es la especie más utilizada después de la cúrcuma, con amplia utilización del extracto del rizoma, como preventivo del cáncer de próstata, cuerpo del útero y colon.
El componente más importante del jengibre se llama gingerol cuyo consumo rutinario disminuye el dolor en casos de artritis, previene la aparición de enfermedades cardiovasculares (normaliza niveles de colesterol) y la diabetes tipo 2 al mejorar la resistencia a la insulina. Es poderoso antioxidante.
Hace muchos años venimos hablando de epigenética y enfermedades actuales. El consumo frecuente del jengibre en la alimentación, es un regulador potente de la cicatrización y mejoría del DNA con prevención en la aparición de enfermedades “epigenéticas” como las neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple), autoinmunes (lupus, artritis), síndrome metabólico, obesidad y diabetes. Además junto con la cúrcuma y canela, consumidos diariamente, son consideradas las especias “antienvejecimiento”, al mejorar y suprimir los genes productores en el cuerpo de procesos inflamatorios crónicos y oxidativos en la mitocondria.
