miércoles 23 de enero de 2019 - 12:00 AM

Jairo Puentes Bruges

Amenazas contra líderes sociales y ambientales

Por supuesto que es necesario que todos condenemos enérgicamente el demencial atentado ocurrido contra la Escuela de Policía General Santander. Resulta difícil entender las motivaciones del sangriento ataque terrorista que afectó a jóvenes cadetes y llenó de dolor a sus familias. Sin embargo, como dice el profesor Mockus, toda vida es sagrada. De ahí que se esperarían también manifestaciones contra los sistemáticos asesinatos de líderes sociales en Colombia.

Durante los primeros siete días de 2019 se asesinaron siete líderes. El año pasado fueron asesinados 172 líderes sociales -según la Defensoría del Pueblo- y 226 según Indepaz. Son miembros de juntas de acción comunal o de asociaciones de campesinos, indígenas o afrodescendientes, entre otros. Pudieron ser más las muertes, caso de la señora Alfamir Castillo que escapó a un atentado el pasado 11 de enero. Es una de las víctimas de los llamados falsos positivos; su hijo fue asesinado por miembros de un batallón de contraguerrillas en el año 2008.

En este contexto son también frecuentes las amenazas que reciben integrantes de organizaciones ambientales. Por ejemplo, el movimiento Ríos Vivos -capítulo Antioquia- manifestó que el año pasado fueron asesinados dos de sus integrantes y recibieron 27 amenazas durante el 2018. Esta organización denunció que fueron declarados objetivo militar “por un hombre que llevó un mensaje a la vereda prohibiendo a cualquier persona que se integre al Movimiento Ríos Vivos Antioquia y exigiendo que todos los que lo conformamos debemos retirarnos del proceso”. Las amenazas las han dirigido particularmente contra líderes que se oponen –con razón- al megaproyecto Hidroituango. Los líderes han advertido que el responsable de las amenazas utilizó expresiones como “personas que no se meten con la represa, no se meten en problemas”.

Esta hidroeléctrica, que represa el río Cauca (que está en la lista de los 10 más contaminados del país), ha tenido varias emergencias que no han sido superadas. La última la semana pasada cuando se declaró una alerta de evacuación ante la aparición de riesgos asociados a un socavón entre túneles de Hidroituango. En columna de agosto 8 / 2018 y anteriores me refería a los problemas que arrastran estos proyectos y los riesgos asociados; el más grave es la posibilidad de derrumbes y catástrofes como las ya ocurridas en otros países.

Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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