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Jairo Puentes Bruges
Martes 05 de octubre de 2021 - 12:00 PM

Amenazas para las especies acuáticas y los pescadores

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En los pasados años setenta trabajé en el Distrito de Producción El Centro de Ecopetrol, en Barrancabermeja. Recuerdo que -en esos años- se producía mucho pescado en los ríos y ciénagas del Magdalena medio. Muchas familias trabajaban en la captura y venta de peces. Sin embargo, en las últimas décadas, la producción pesquera sufrió una dramática reducción. En el libro “La crisis del agua en Santander” (Inderena, 1993) los autores señalábamos en una gráfica la grave reducción de pescado en subienda en el río Magdalena entre 1977 y 1992. Se señalaban en el libro -también- los problemas de contaminación y pérdidas de caudales que ya existían en algunos sistemas acuáticos del departamento.

Una publicación del Instituto de Recursos Biológicos von Humboldt (abril 30/2021) se titula “Los peces del río Grande de la Magdalena: únicos y amenazados”. “El bagre rayado ya está catalogado en peligro crítico de extinción”. “...entre 1975 y 2016, la producción pesquera en la cuenca del Magdalena pasó de 81.653 a 26.132 toneladas”. “Estos cambios en la producción han afectado de forma directa la seguridad alimentaria de los pescadores, algo que resalta la importancia regional y local que posee la pesca artesanal en la cuenca”.

La publicación señala: “La deforestación, transformación y degradación de los ecosistemas, contaminación hídrica y sobrepesca, tienen en alto riesgo a más de 100 peces únicos de esta zona del país”. “Varias actividades humanas son los principales motores de las amenazas de los peces de la cuenca. Además de la deforestación... 294 municipios vierten aguas residuales sin tratamiento, hidrocarburos, metales pesados, materia orgánica y otros contaminantes que tienen en jaque a todas sus formas de vida”. “Por ejemplo, la industria de los hidrocarburos hace evidente la contaminación en el río... entre 1986 y 2003 se registraron 840 derrames y 940 voladuras del oleoducto Caño Limón-Coveñas”.

Otra publicación (Carlos Barreto, 2017), basada en datos de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, establece que las capturas del bagre rayado para la macro-cuenca Magdalena-Cauca cayeron de 22.209,3 toneladas en 1975 a 2.136,1 en 2016. También se ha reducido el tamaño de los peces capturados. Son problemas que -como otros en este país- se agravan con el paso del tiempo y de gobiernos que persisten en continuar con insostenibles anti modelos de desarrollo.

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