miércoles 30 de marzo de 2016 - 12:01 AM

¿Cuándo tendremos una política energética coherente?

El pasado fin de semana se informó que los niveles de los embalses en Colombia se encuentran en un nivel crítico, a causa de la sequía prolongada. De no cambiar este contexto climático, podrían registrarse racionamientos de energía que agravarían la ya complicada situación social y económica del país. Lo cual confirma -una vez más- la vulnerabilidad del sistema y la ausencia de políticas energéticas coherentes y sintonizadas con el siglo XXI. Cerca del 70 % de la energía en Colombia viene de hidroeléctricas, que son afectadas por el cambio o caos climático mundial. Pero algunas de estas hidroeléctricas (llenas de aguas sucias) son consideradas grandes emisoras de gases de invernadero, por lo que no aparecen clasificadas como fuentes “limpias” de energía, pues contribuyen al caos climático. Y este, a su vez, afecta el funcionamiento de las hidroeléctricas, un auténtico circulo vicioso.

Estas hidroeléctricas, además, afectan el microclima, la pesca y la disponibilidad de agua. Por lo mismo, solo en Estados Unidos la Comisión Mundial de Represas reportó (Informe año 2000) la destrucción de 467 represas; American Rivers reportó 72 desmanteladas, solo en el 2014. Mientras que aquí seguimos gastando millonadas en la construcción de grandes represas.

El resto de la energía en Colombia viene de fuentes térmicas, alimentadas con combustibles fósiles, también generadoras de gases de invernadero asociados al caos climático. Para completar, al tiempo que Colombia firmaba acuerdos para reducir la emisión de gases de invernadero en la reciente Cumbre Climática de París (COP 21), autorizaba a multinacionales para explotar hidrocarburos con la técnica fracking (fracturamiento hidráulico), otro gran generador de metano, un poderoso gas de invernadero. El fracking además está asociado a otros graves problemas ambientales. Estas iniciativas ya han generado fuertes protestas en el municipio de San Martín (Cesar).

A pesar de la tendencia mundial, la generación de energía a partir de fuentes renovables es insignificante en Colombia. Contrario a lo que ocurre en países avanzados donde todos los días aparecen noticias sobre desarrollos relacionados con ahorro de energía, uso de energía solar, eólica, biomasa y demás. El ahorro de energía no es solo apagando bombillos, sino y sobre todo a través de proyectos de Arquitectura Bioclimática, Ecología Industrial y Agricultura Ecológica; proyectos que son, además, importantes generadores de buenos empleos.

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