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Martes 23 de junio de 2020 - 12:00 PM

El agua de millones... sí está en peligro

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En columna de junio 17, el reconocido arquitecto Alberto Montoya respalda el proyecto Soto Norte de megaminería que pretende adelantar Minesa en la subcuenca del río Suratá; proyecto amenazado -según él- por “fundamentalistas”. Sin embargo, sería conveniente que aclarara algunos puntos de su columna. Por ejemplo, escribe: “En el 2014, el Ministerio de Ambiente expidió la delimitación del Páramo de Santurbán, vigente en la actualidad”. Pero, la Sentencia 361 / 2017 de la Corte Constitucional decidió “Dejar sin efecto la Resolución 2090 de 2014” que delimitaba el Páramo Santurbán. El actual proceso de delimitación aún no concluye; por ello sería conveniente aclarar por qué considera que la fracasada delimitación 2014 está “vigente”. Además, citando oficios del 2017, Montoya anota que el proyecto “no se superpone con zonas del páramo”. Si actualmente no se ha definido la delimitación ¿cómo saber si el proyecto quedaría o no en páramos? Sobre todo que la Sentencia 361 planteó “La inclusión, dentro de los límites de páramo, de la zona de transición bosque-páramo”.

Montoya también anota: “el impacto ambiental será mínimo; con trituradoras y químicos orgánicos (¿??) (no utilizarán cianuro y mercurio)”. No utilizarán cianuro ni mercurio, pero sí otras sustancias que generarían residuos considerados peligrosos por el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por Minesa. Esto iría en contravía de lo establecido en la ley 1252 / 2008 que prohibe la generación de residuos peligrosos en “ecosistemas estratégicos o importantes”; como son -entre otros- “zonas de protección o recarga hídrica dulce”. Además, en el EIA se anota que el proyecto realizaría vertimientos de residuos líquidos en el río Suratá y la quebrada La Baja; lo que violaría lo establecido en el decreto 3930 / 2010.

También señala Montoya: “Para el proceso se utilizarán, en su mayoría, fuentes de agua subterránea”. Según el EIA el proyecto solicitó una concesión de agua superficial de 40 litros por segundo (l/s); que tomaría del río Suratá y quebradas. Y una concesión de 294.4 l/s de agua subterránea. Un aumento de la demanda equivalente al consumo de una población similar a la de Piedecuesta. Esto, en municipios que -según el Estudio Nacional del Agua- son “susceptibles al desabastecimiento de agua en temporada seca”; pues registran una alta demanda con relación a la oferta disponible.

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